Al fondo de un estrecho corredor queda hasta un patio, hay un moño negro con azul y un cartel queseñala la hora de los rosarios dedicados a Lupita, una jovenprofesionista del pueblo de Gualupita que en pocas semanas seríamadre por segunda vez. Ella murió aplastada por una barda en elsismo del pasado 19 de septiembre frente a la escuela de su hija eneste municipio.
En la casa de losVázquez Ayún, este viernes iniciaron los rosarios por MaríaGuadalupe, una de las 13 víctimas del terremoto cuantificadas enel Estado de México, aunque para don Guadalupe, padre de la joven,no fue sólo su hija, también su nieto que venía en camino yesperaban con anhelo.
"Mi nieta sale a la unade la tarde de la escuela y la fue a traer, estaba pegada en lapuerta de la escuela, cuando comenzó a temblar y se vino abajo unabardita donde tenía el nombre de la escuela, arriba del techo dela puerta, ahí quedó tendida mi hija", recuerda el hombre de latercera edad, sobre lo ocurrido la tarde del pasado martes de 19 deseptiembre.
Ese día, Lupita habíasalido de la casa de sus padres ubicada en la calle IgnacioAllende. Caminó los 100 metros que separan el domicilio con laescuela primaria, Carlos Hank González, a donde acude Cinthia, suhija de seis años. Eran las 13:00 en punto cuando ya estaba, aligual que otro grupo de madres, frente a la escuela, ubicada en lacalle Vicente Guerrero. Todo era normal. Dieron las 13:14 y latierra comenzó a moverse y unos segundos después la barda detabicones cayó encima del grupo de mujeres, sobre sus cabezaspegaron pedazos de concreto, y los cuerpos estrellaron sobre elsuelo. Entre ellos el de María Guadalupe.
https://youtu.be/GqhNZbAg_IM"Quedó tendida en el suelo muchorato porque no llegaban las ambulancias, al último la llevaron enuna patrulla que estaba ahí afuera de la escuela, la trasladaronal hospital de Capulhuac, pero luego nos dijeron que ya habíamuerto, así de rápido y también mi nieto, que apenas venía paranacer", describe don Guadalupe, en el intento de hilar suspalabras. La voz se le quiebra e intenta perder la mirada, buscandouna respuesta. Su hija tenía ocho meses de gestación, y lefaltaban un par de semanas para el nacimiento.
Se dirige al resto de su familiapara confirmar un dato que se le pregunta.
-¿Cuántos años tiene laCinthia, seis o siete? -pregunta para tomar aire. La escena y losdías posteriores a la tragedia que ha dejado el sismo en lafamilia, es difícil de sobrellevar.
Hasta este viernes, lasautoridades cuantificaron la muerte de María Guadalupe en elmunicipio de Capulhuac. Don Lupe no le da importancia pero sabe queel dato está mal. Apenas el jueves recibieron una visita dealgunas personas. Quizás para dar ayuda.
"Vinieron unos señores apreguntar, pero el esposo de mi hija los recibió".
-¿Para ayudarlos?- se lepregunta.
-No sé, sólo ayudaron con doscoronas, sólo eso.- responde.
Sentado sobre una silla deplástico, en el patio de su casa, don Guadalupe estrecha en susmanos el retrato de su hija. Ella luce una toga color negro,birrete guinda con gorro también en negro y posa de frente.Sonriente por el fin de cursos. El padre luce con orgullo lafotografía de la menor de sus hijas, quien hace cuatro años sehabía recibido como psicóloga y daba clases en una escuelaparticular.
“Tenía elfuturo por delante con su familia, aún no estaban casados pero yavivían juntos”, detalla el hombre.
La casa luce dos lonas como techoprovisional para los rosarios del novenario, un bulto de ciriosapilados junto a la puerta de uno de los cuartos, donde aún estáel pedestal de la caja donde velaron a Lupita.
En el cuarto pintado en blanco,sobresale en el lúgubre paisaje que dejan los cirios encendidos,las margaritas y rosas blancas.
En la casa el luto predomina, aúnasí la familia no demora ni repara en gastos para ofrecer un platode mole y arroz con refresco a los pobladores que van llegando alos rosarios. En medio de la tragedia, hay caridad.
En el pueblo de GuadalupeYancuiltlalpan (conocido como Gualupita), municipio de SantiagoTianguistenco, además de María, otras cuatro mujeres sufrieronlesiones en el incidente del martes 19, pero no han recibidoayuda.
Aunque la mayor angustia es que ellunes se reanudan las clases y la escuela Carlos Hank González noha sido revisada por Protección Civil.
Numeralia:
29 Años tenía MaríaGuadalupe
8 meses de embarazotenía
Dejó una niña de 6años
Cinco mujeres fueron lesionadas eldía del sismo en Tianguistenco