La ocupación por hectáreas de las colonias de mariposa Monarca, durante el periodo de migración 2020-2021, se redujo un 26%, respecto a la cifra registrada en la migración anterior.
De acuerdo con información de la Secretaría de Turismo, ello no ha afectado la afluencia de visitantes, porque en este sentido se tiene un registro de más de 2.9 millones de personas en los últimos 34 años.
Asimismo, el Plan de Acción para la Conservación de esta especie en México 2018-2024 destaca los esfuerzos de colaboración en curso y promueve nuevas acciones dentro de líneas estratégicas que incluyen elementos de economía de la conservación, restauración, investigación y monitoreo, inspección y vigilancia, participación social y cultura para la conservación, al igual que acciones de coordinación y financiamiento.
Lo anterior, con el propósito de lograr en los próximos años una mayor ocupación de bosques por la mariposa Monarca, así como divulgar el valor y la importancia de la conservación y protección del hábitat de esta especie emblemática para nuestro país.
También la Secretaría de Turismo indicó que en la entidad mexiquense se tienen tres santuarios: El Capulín, La Mesa y Piedra Herrada.
Cabe mencionar que millones de estos insectos realizan un viaje de tres meses a lo largo de 2 mil y hasta 4 mil 500 kilómetros desde Canadá y Estados Unidos.
Sin embargo, esta especie de mariposa, que alguna vez fue una imagen común, se está extinguiendo debido a diferentes factores, como los pesticidas, el desarrollo y el cambio climático global.
Según los especialistas las actividades humanas tienen un impacto enorme en la capacidad de las mariposas para migrar anualmente a estos sitios específicos. El desarrollo, la agricultura y la tala han reducido el hábitat de la Monarca.
Por su parte, los científicos calculan que restaurar la población de mariposas Monarca a un nivel estable de alrededor de 120 millones de mariposas requerirá plantar mil 600 millones de nuevos tallos de algodoncillo.
Finalmente, al ser una especie considerada en peligro de extinción o amenazada debe desencadenar restricciones sobre la "captura" (cazar, recolectar o matar), transportarla o venderla y sobre las actividades que afectan negativamente su hábitat.