Matías sufrió una asfixia perinatal durante el parto que tuvo como consecuencia su parálisis cerebral; Roció madre del pequeño afirma que lo más difícil de asumir es el diagnóstico, después los cambios vitales del niño y el futuro que le espera.
"Hay niños que no pueden ver, otros no pueden oír y hay quienes no caminan,” señala la mamá de Matías quien además tiene otros dos menores de edad y que para explicarles la discapacidad de su hermano decidió hacerlo en forma de cuento
En su caso el diagnóstico pesimista de los médicos no ha podido con horas y horas de rehabilitación. "Los médicos me decían que Matías no iba a hablar, no iba a caminar, pero él me ha probado que puede ir más allá", añade la madre.
Señala que lo más increíble de todo fue que cuando nació los médicos le dieron una perspectiva de vida de tan solo tres años más o menos.
“Y no fue así, ya que ahora tiene 9 años, con muchas visitas críticas al hospital, pero siempre vuelve a casa”.
En sus últimas visitas al Centro Médico La Raza antes de pandemia los doctores creían que no lo superaría porque el corazón sonaba muy lento, pero cuando su mamá le hablaba al oído, el corazón se le aceleraba y entre los médicos había escepticismo.
“Toda esta fuerza de un simple niño pequeño enfermo y estas ganas de vivir y de estar con todos nosotros eran gracias a todo el amor, cariño y positivismo que le dábamos todos en casa”, relata su mamá.
Los padres, sus hermanos, abuelos y tíos, hicieron que aquella personita tan especial fuera de lo más normal y eso era difícil a veces porque pasaba muchas estancias en el hospital casi quince días cada mes o mes y medio.
La madre de Matias dice que la parálisis cerebral es una enfermedad bastante desgastante “pero esto no quiere decir que yo no pudiera hacer nada. Es mi mejor compañero de juego y cuando estábamos en casa lo ponemos en su cochecito o en su hamaca para jugar todos”.
Este pequeño es parte de los 30 niños, niñas y adolescentes con parálisis cerebral y autismo que atiende el Centro San Luis Gonzaga, albergue que desde hace años la empresa inmobiliaria Frisa quiere desalojar porque reclama el derecho de la propiedad de los terrenos que ellos mismos entregaron para esta causa social y donde se encuentra la Fundación Autismax desde hace 30 años que brinda servicios gracias a la donación de familias de Lomas de Bellavista y otros fraccionamientos de Naucalpan.
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Debido al aumento de la plusvalía de los terrenos ubicados en zona residencial la inmobiliaria pretende construir edificios habitacionales y oficinas de acuerdo a versiones de los vecinos.
El pasado lunes se suspendió el desalojo porque los actuarios llevaban documentos con domicilio en Avenida Fuentes de Satélite, Naucalpan y la dirección correcta es Fuentes de Satélite, Atizapán de Zaragoza.
Además, sigue vigente un amparo que interpusieron los colonos para evitar el desalojo de este Centro de Atención para personas con algún tipo de discapacidad.