Pese a la alegría de recibir la primer vacuna contra Covid-19, abuelitos coincidieron en que no deben cantar victoria, pues todavía les hace falta una dosis más y, por lo mismo, su inmunidad no la tienen garantizada.
“Sí me dolió un poco, pero vale la pena. Con esta dosis me siento protegida aunque no del todo, pues ahora tenemos que esperar la segunda dosis”, señaló doña Carmen, una mujer de de 79 años de edad, quien abandonaba el estadio Nemesio Diez.
Una gran parte de las personas de la tercera edad admitió sentirse contenta por recibir la primer dosis y declararon que sí sintieron un poco de dolor en el brazo, sin embargo, no se comparaba con ninguno de los efectos del virus.
Explicaron que, si bien ya son muchas las enfermedades que los aquejan, sí es importante recibir esta vacuna, más aún cuando el número de muertos han sido muchos.
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“Yo creo que nosotros hemos sobrevivido al virus, pero sí hemos visto cómo mucha gente conocida ha fallecido. Este cochino virus te mata muy rápido y por lo menos todavía yo quiero vivir”, añadió la señora Domínguez, vecina de la colonia Sánchez.
Detallaron que la organización estuvo aceptable y por lo mismo no tuvieron que sufrir mucho para lograr entrar al estadio, más aún pensando en la dificultad que tienen para moverse.
“A mí me trajeron en silla de ruedas y rápido recibí mi vacuna. No puedo decir que ya estoy del otro lado, pero ya hay una avance, pues según los médicos la dosis que recibimos sí crea cierta inmunidad al virus”, expresó don Gerardo.
Detallaron que durante el llenado del formato les hicieron énfasis en un contacto telefónico para poder comunicarse e informar sobre la fecha de la segunda vacuna y completar así el esquema.
“Nos dijeron que a lo mejor el 21 de marzo nos aplican la segunda dosis, pero quedaron de avisarnos. Vamos a estar al pendiente, pero quedaron de avisarnos, por eso yo todavía me quedaré en casa”, agregó.
Asimismo agradecieron que el gobierno los haya puesto entre los primeros sectores de la población en recibir la vacuna, aunque aseguraron estar conscientes de que esto aquí no se acaba, sino que deberán seguir cuidándose.
“Yo la verdad es que ya no quería vacunarme. Ya para que si estoy más allá que para acá, pero mi familia ya me trajo y ya recibí la vacuna. Dios es el único que me dirá hasta dónde voy a llegar”; finalizó la señora Consuelo, de 70 años de edad.