La población adulta en México consume el doble de sal que recomienda la Organización Mundial a la Salud (OMS) porción que equivale a cinco gramos por día. Dicha problemática genera problemas de presión arterial y por ende, muertes cardiovasculares, las cuales representan la primera causa de muerte en la actualidad.
Durante el foro denominado “Reformulado y etiquetado frontal: claves para reducir el consumo de sodio y mejorar la salud cardiovascular” organizada por la Alianza por la Salud Alimentaria, especialistas en la materia analizaron las consecuencias del consumo excesivo de sodio en México y sus posibles estrategias para mejorar la salud.
Cifras oficiales indican que en 2021 en nuestro país cerca de 220 mil personas fallecieron por enfermedades cardiovasculares, de las cuáles 177 mil fueron por infarto al miocardio, hechos que pueden ser prevenibles al evitar o controlar factores de riesgo como el tabaquismo, presión arterial alta, colesterol elevado y diabetes no controlada.
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Lilia Pedraza, especialista en epidemiología nutricional e investigadora del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, Fabio da Silva Gomes, asesor regional de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Ana Basto-Abreu, profesora e investigadora del Centro de Investigación en Salud Poblacional del Instituto Nacional de Salud Pública, dieron a conocer parte de las estrategias implementadas en aras de bajar el consumo de sodio en la población mexicana.
En terminos generales, mencionaron que a tres años del etiquetado frontal de advertencia en México, los resultados han sido positivos y se ha tenido una disminución no sólo en la cantidad de la cantidad de sal, grasa y azúcares, sino también en la venta de productos.
Tener una baja en la venta de productos con la estrategia obligada de advertencia en el etiquetado, indicaron Lilia Pedraza y Fabio da Silva, ha llevado a la población a una reducción en el consumo de sodio y ello, en una mejora en la salud cardiovascular de los mexicanos.
No obstante, declaró, Ana Basto-Abreu, se requiere de una reformulación de las estratégias para reducir el consumo de sodio sobre todo en productos procesados y ultra-procesados, para mejorar la salud cardiovascular de la población de forma importante.
“Sabemos que el consumo excesivo de sal se asocia a una presión arterial alta y por ende a enfermedades vasculares que hoy propician 10.8 millones de muerte en el mundo, mientras que México ocupó la primera causa de muerte en el año 2019”, indicó la especialista.
Actualmente, detalló, el consumo de sodio en la región de las Américas es muy elevado de acuerdo a lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya que en México la población adulta consume el doble de lo recomendado.
Comentó que internacionalmente se han aplicado diversas estrategias voluntarias como en Inglaterra donde se disminuyó el 50 por ciento de contenido de sodio en productos procesados y ultra-procesados, por lo que redujeron hasta en un 40 por ciento las muertes cardiovasculares.
Sí en México se aplicará una estrategia parecida y probada en países como Argentina, se incidiría no sólo en la reducción de enfermedades y muertes, así como ahorros en costos en salud, pues de acuerdo a cálculos, se podrían ahorrar hasta 241 millones de dólares.
Finalmente detalló que la posibilidad de una ley obligatoria de reformulación en productos procesados y ultra-procesados está lejos ya que ni siquiera forma parte de la agenda nacional.