Madres de los "injustamente presos" marcharon este 10 de mayo para exigir la libertad de su hijos que están en penales mexiquenses por delitos que presuntamente no cometieron.
Para las madres que tienen a sus hijos en la cárcel es día para volver a marchar, y por eso caminan con las lonas y las playeras que tienen estampadas las fotos.
"A mi hijo se lo llevaron en 2017, había salido a la tienda y llegaron en un coche. Lo encontré a los dos días en los juzgados cuando le iban a realizar su primera audiencia", explica una de las madres que marcharon este miércoles hasta el centro de la ciudad.
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Allí, en la marcha que salío del museo Torres Bicentenario, llegó María Guadalupe Silvestre, madre de Eduardo Rebollo, y ella arribó con su rebozo negro que lo trae como si estuviera de luto, también un cartel con la foto de su hijo. Dice que no es justo que ella proteste el 10 de mayo y que su hijo esté preso.
“No es justo esto que pasamos. Mi hijo se había comprado un taxi y lo manejaba, lo detuvieron cuando se detuvo a cargar gasolina y ya se iba para la casa”, relata Guadalupe.
A Guillermo lo sentenciaron a 70 años y aún tiene una esquirla de bala en la cabeza porque ese día de la detención lo lesionaron los policías.
También marchó Maria Elena Bustamente, madre de Cristian Bustamante, y llora porque la agobia relatar de nueva cuenta la detención de su hija y el delirio de sacar recursos de donde ya no se puede para llevarle a Cristian para pagar su estancia en el penal
“En el penal todo se tiene que pagar, la comida, el derecho al agua, la medicina, hasta el papel del baño”, dice María Elena.
Al hijo de María lo detuvieron el 9 de junio de 2011, los policías llegaron a su casa con armas de fuego, encañonaron a los hermanos y, al ver que no estaba, lo fueron a buscar a la carpintería donde trabajaba.
“Cada licenciado nos ha robado, nos sacan dinero y ya no confío en nadie”, llora nuevamente María, que se traslada desde San Pedro Cholula, Lerma, hasta el valle de México cada vez que debe ir al penal.
En la marcha también estuvo María Luisa Montoya, madre de Carlos Alberto Estrada Montoya, detenido en Santiago Miltepec, Toluca, cuando salió a comprar quesadillas.
“Mi mejor regalo del 10 de mayo es que mi hijo tuviera su libertad”, dice la madre.
María Luisa cuenta que supo dónde estaba su hijo dos días después, cuando acudió a los juzgados y le realizaban la primera audiencia por el delito en que lo implicaron.
La marcha de las madres luchadoras llegó hasta el centro de la ciudad en donde se plantaron frente al palacio del Gobierno estatal.
Estuvieron acompañadas por madres de personas desaparecidas y por el colectivo Haz Valer mi Libertad.