La migración por cuestión laboral es una práctica recurrente en población del Estado de México, manifestó la profesora e investigadora del Instituto en Ciencias Agrícolas y Rurales (ICAR) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Norma Baca Tavira, quien resaltó que la pandemia de Covid-19 agudizó este fenómeno.
Precisó que los trabajadores migrantes son considerados como esenciales en países como Canadá y Estados Unidos, por lo que se buscó a la mano de obra mexicana para dar continuidad a su actividad agrícola.
Esto tuvo un impacto negativo en los campos agrícolas mexiquense, principalmente de los municipios del sur de la entidad como Coatepec Harinas, Tonatico, Almoloya de Alquisiras e Ixtapan de la Sal, donde los trabajadores agrícolas prefieren trabajar en campos de cultivo extranjeros que locales.
En consecuencia, en el Estado de México se ha tenido que contratar mano de obra de estados como Morelos y Guerrero.
Por lo anterior, la catedrática reconoció que la diferencia salarial pone en desventaja a los productores mexiquenses para conservar a los trabajadores agrícolas mexicanos y en ese sentido, indicó que se deben establecer políticas públicas que permitan garantizar la producción en la entidad.
“Los agricultores están teniendo dificultades muy importantes para disponer de una bolsa de trabajo. Hay una queja recurrente de que ellos necesitan fuerza de trabajo, que el medio de producción se está descuidando y es que hay una competencia desleal porque no se les puede pagar igual que allá, pero entonces cómo se va a sacar adelante la producción agrícola local”, indicó.
Barrera Tavira señaló que otro fenómeno que se presenta con la migración agrícola hacia Canadá y Estados Unidos es el cultural, es decir, es una actividad que se va heredando generacionalmente, privilegiando el visado para salir del país a través del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT) México-Canadá.
“Lo interesante es como en comunidades, en pueblos, ya se hereda, se están involucrando en este tipo de migración, lo consideran en lo general una migración buena, positiva para ellos, en función de que les da certeza porque sirve para mejorar las condiciones de trabajo, pero en las condiciones de salud de los trabajadores el tema tiene matices y hay situaciones en las que hay que poner atención”, indicó.
En el caso de la migración agrícola hacia Estados Unidos, Baca Tavira señaló que aunque se da a través del visado y de manera legal, a diferencia de la que ocurre hacia Canadá, no pasa por el filtro institucional como la Secretaría de Trabajo federal, lo que puede dar cabida a que los trabajadores mexicanos sufran abusos o estafas.
La investigadora del ICAR indicó que es necesario reconocer al Estado de México como una de las entidades con mayor flujo migratorio y que el fenómeno se presenta en todas las regiones del territorio mexiquense, por lo que es imprescindible favorecer a los trabajadores con políticas públicas.