Lorena y Eli son dos mujeres mexiquenses que residen en el municipio de Ixtapaluca, las cuales buscan generar un ingreso extra para sus hogares mediante la elaboración de joyería artesanal a base de chaquira, jabones y shampoos artesanales.
Para Lorena, madre de dos hijos, el poder realizar los productos de higiene personal artesanalmente inició como un hobbie, pues como ama de casa buscaba realizar una actividad extra aparte de las labores domésticas.
“Yo siempre me dediqué a mi familia, a mis hijos, pero siempre quise hacer algo más. Un día comencé a ver videos en internet sobre cómo hacer mi propio shampoo, ya que una comadre me comentó que compró uno y le gustó mucho, y así empecé a comprar poco a poco los materiales”
Sin embargo, hace poco más de medio año su marido se quedó sin empleo durante dos meses, por lo que en ese tiempo decidió hacerlo ahora con la intención de comercializar su producto.
“Mi marido fue despedido por recorte de personal, nos dio mucho miedo que nos las íbamos a ver negras pero yo ya llevaba mucho tiempo haciendo los shampoos sólidos como un pasatiempo, así que decidí invertir unos ahorros que tenía y comencé a ofrecerlo a mis conocidos en búsqueda de un ingreso extra”
El negocio inició bastante bien, la novedad que significaba para muchos de sus conocidos el que existiera el shampoo sólido fue lo que los animó a probarlos, además que empezó a fabricar también shampoos de diferentes olores y propiedades.
Poco a poco comenzó a fabricar cerca de 200 unidades a la semana, con ayuda de sus hijos y su marido, quien a la par buscaba trabajo.
“Con el paso del tiempo la demanda fue más y me empezaron a pedir más cosas distintas. De un día para otro empecé a hacer desodorante natural, pasta dental natural, jabones artesanales, cremas, aceites, bálsamos para labios y todo lo hacía yo desde cero y con productos 100% naturales”
Su marido fue quien le aconsejó empezar a acudir a exposiciones, ferias de artesanos y eventos dentro del municipio donde le dejaran vender sus productos para poder darse a conocer más por los vecinos de Ixtapaluca.
“Empecé a acudir a bazares con mi hija, quien conoce más de esas cosas, y me di cuenta de que era muy rentable todo esto. Gracias a Dios empecé a generar un ingreso que durante dos meses fue un apoyo fundamental para mi familia, y ahora que mi esposo ya tiene trabajo nuevamente es un ingreso extra que guardamos para cualquier imprevisto o emergencia. Pude comprarme una televisión nueva con lo que gané durante mis primeros meses”
Eli es una joven de 35 años y se dedica a realizar joyería con chaquira japonesa y checa. Ella empezó para solventar algunos gastos de sus estudios hace algunos años; sin embargo, encontró una pasión en realizar este tipo de piezas por lo que hasta el día de hoy continúa con la elaboración.
“Cuando era pequeña mi mamá también trabajaba con chaquira, ella normalmente nos hacía a mi hermana y a mi collares o cosas pequeñas. Siempre me llamó la atención y le pedí que me enseñara. Han pasado más de 20 años de eso y nunca creí que gran parte de mi tiempo me dedicaría a esto”
Ella se ha dedicado de lleno a este emprendimiento, pues inclusive vende sus piezas a través de internet y recibe distintos tipos de pedidos.
“Puedo hacer cualquier figura que quieran o cualquier modelo, siempre y cuando me manden la foto de referencia. Incluso vendo por mayoreo para algunas personas que buscan recuerdos para sus fiestas o cosas así”.
Eli puede tardar horas, incluso días haciendo las piezas, dependiendo el estilo y lo que el cliente le solicite. Realiza aretes, collares, gargantillas, pulseras y anillos. Incluso tiene brazaletes con algunas figuras personalizadas.
“Dependiendo el tipo de material y el modelo me tardo. Yo la verdad utilizo chaquira checa y japonesa por su forma y el tamaño. También podría utilizar la china pero no me parece muy buena para el tipo de trabajo que hago. Hago unos brazaletes bastante gruesos y esos si me llevan cerca de dos a tres días para terminarlos completamente”.
La joven en un principio no se consideraba una mujer artesana, pues pensaba que eso era parte solo de las culturas indígenas, sin embargo, en una ocasión que asistió a una feria a vender sus productos una mujer de 70 años que se dedicaba a bordar y estaba a un lado de ella le dijo que su arte debía ser reconocido.
Al principio no me reconocía como artesana, porque creía que hacer lo que hago era muy sencillo, pero las palabras que me dijo Isela me quedaron muy grabadas. Y al día de hoy me considero una mujer artesana, pues mi trabajo es irrepetible.
De acuerdo con el Observatorio Turístico y Artesanal del Estado de México, la gran mayoría de personas que se dedican a la elaboración de artesanías en la entidad son mujeres, pues de los 10 mil 992 artesanos registrados el 63.7 por ciento son mujeres, dando un total de 6 mil 999.
Para Eli es muy enriquecedor saber que a través de su arte puede generar ingresos para solventar sus gastos personales y algunos de su madre, la cual se encuentra enferma.
“Sentirme económicamente presente en mi hogar es fundamental para mi, porque el saber que además de mi trabajo en oficina tengo esta manera de ganar dinero haciendo lo que más amo. Espero que con el paso del tiempo pueda profesionalizar mi actividad y llegar a ser aún más conocida”.
