Bajo un solo grito de -¡Justicia!-, cerca de 100 mujeres del municipio de Valle de Bravo realizaron una protesta pacifica para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo.
Minutos después de las 16:30 horas comenzaron su andar a pie para exigir seguridad ante el incremento de violencia en contra de la mujer que se vive a nivel nacional y mundial.
En su mayoría eran jóvenes que, más que entusiasmadas, están ávidas de justicia por aquellas compañeras que no regresaron a casa y fueron halladas muertas victima de algún feminicidio.
Partieron del Jardín Central de Valle de Bravo. Gritando y cantando con un solo sentir, recorrieron las calles: González Bocanegra, Durango, Benito Juárez, Hidalgo, Nicolás Bravo, Monte Alegre, Porfirio Díaz y 5 de Febrero, para concluir con un minuto de silencio por aquellas mujeres que ya no se encuentran en este mundo terrenal.
A su paso, hombres y demás mujeres las veían con cierta curiosidad. En algunos rostros de aquellos que observaban, se sentía miedo por las arengas desgarradoras que salían del corazón de las marchistas.
Pero también, había rostros en los cuales se reflejaba admiración, valentía y esperanza, pues es poco usual ver un cuadro de mujeres vestidas de negro con morado o verde, protestar por un malestar social que las aqueja históricamente.
Personal de la Dirección Regional de Gobierno del Estado de México y elementos de seguridad estatal, municipal y movilidad resguardaban al contingente a su paso, respetando el recorrido que el colectivo definía conforme a la marcha.
La algarabía subió al llegar a la presidencia municipal. Nunca antes se había visto semejante cantidad de mujeres unidas por una protesta pacífica.
Fue por ello que decidieron marchar rumbo al Embarcadero Municipal, extendiendo su grito de seguridad y justicia en las calles de San Vicente, Frey Gregorio Jiménez de la Cuenca, Ameyal, Calzada Santa María, Joaquín Arcadio Pagaza, La Culebra y El Depósito.
La protesta duró más de una hora, inmortalizando aquel momento en el que las mujeres se apropiaron de calles que nunca antes habían visto alguna protesta social.
Ahora, dicha movilización se había convertido en un momento incomodo para los hombres de oficio albañil o taxistas, quienes subían los vidrios de sus autos por el grito tan enfático de “macho opresor”.
Las mujeres protestantes se llenaron de confianza, celebraban la unión que habían conseguido para conmemorar el 8 de marzo, y recordar que la lucha continúa en una sociedad que aún no reconoce como se debe a la mujer.
Al llegar al quiosco del Pueblo Mágico, se lograron sumar más mujeres quienes continuaron arengando.
Ahí hicieron públicos algunos nombres de los agresores y acosadores que las han intimidado vía redes sociales, pues generaron un espacio seguro para expresar sus sentimientos.
Entonaron en más de una ocasión, la letra del himno que se adherido a la sangre de las mujeres por aquellas que ya no están, enchinando la piel de quienes escuchaban la “Canción sin miedo”:
“A cada minuto, de cada semana, nos roban amigas, nos matan hermanas. Destrozan sus cuerpos, los desaparecen, no olvide sus nombres, por favor, señor presidente”, cantaban.
Fue así como el 8M (como comúnmente se conoce al Día Internacional de la Mujer) se vivió en Valle de Bravo, exigiendo un clima de seguridad y mayor vigilancia para que ninguna de las protestantes o cualquier otra mujer sea asesinada de camino a casa.