Tras bajar del autobús, Tatiana debe caminar 10 minutos sobre callejones oscuros antes de llegar a la puerta de su departamento. A lo largo de este trayecto el tiempo es crucial. pues son de marcarle a una amiga, de reenviar su ubicación y dar señas de su entorno gris.
Esto último debido a que sabe que las desapariciones y el acoso callejero comienzan y ocurren así. A dicho problema se le suma lo que vive a bordo del camión en la ruta que usa a diario donde no sólo es evidente el acoso con las miradas sino también el físico como una agresión sexual directa.
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“Ya me tocó una vez en el camión”, revela la joven, quien usa a diario una ruta larga desde el centro de Toluca hasta el municipio de San Mateo Atenco.
El tipo iba sentado a mi lado y me tocó los pechos pero nadie hizo nada aunque grité para pedir ayuda.
Como resultado de esto, cada vez que toma el camión y camina de la parada a su casa va envuelta en su chamarra, su mochila a la espalda y el celular en la mano en todo momento por si debe pedir auxilio a un familiar. Tiene miedo y le pone nerviosa el recorrido solitario que a veces se le presenta a bordo del camión.
Dada su residencia,es usuaria de transporte público en rutas a las afueras de Metepec y San Mateo Atenco por lo que es de las últimas pasajeras que bajan de la unidad.
Su camión llega a una base, donde encierran los autobuses y para salir de allí se debe caminar una terracería. Luego tres cuadras a oscuras. Sin tiendas abiertas ni luces encendidas en los domicilios.
"Es la única ruta", asegura mientras su resignación la obliga a caminar más a prisa.
ACOSO QUE SILENCIA
A Sarahí la agredieron sexualmente hace tres años, cuando era estudiante y viajaba rumbo a su trabajo de fin de semana. En aquella ocasión un sujeto tocó sus piernas mientras viajaba a su lado en el camión.
No supe cómo reaccionar, lloré hasta después, cuando le conté a mi hermana.
A otros familiares a quienes platicó su experiencia la revictimizaron puesto que le preguntaron cómo iba vestida. situación que la confundió más y la orilló a pensar que ella tuvo culpa; sin embargo, ahora reflexiona y dice que ella no tuvo la culpa y debió encarar a su agresor.
“Yo como mujer tengo que estar preocupada porque no me quiten mis pertenencias y no me toquen”, señaló Sarahí luego de destacar que usa el transporte público por necesidad.
TRANSPORTISTAS LANZAN CAMPAÑA
Los operadores de algunas unidades del transporte público del Valle de Toluca lanzaron una campaña en donde, por medio de cartulinas, especifican que ofrecen su ayuda a las usuarias en caso de ser acosadas a bordo de la unidad.
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“Amiga, ¿te vienen molestando? ¡Avísame! Y ahorita repartimos dulces chingadazos”, dicen algunos de los mensajes colocados en las unidades.
La campaña es una iniciativa de los propios operadores, pues los mensajes son puestos en cartulinas y con pintura en los vidrios de las ventanillas.
