A 50 años, el movimiento estudiantil de 1968 sigue vigente en nuestro país, “pero no hay nada que celebrar”, y muestra de ello, es la violencia que maneja el Estado mediante diferentes hechos, como es el caso del creciente número de feminicidios en la República, el asesinato de periodistas y la desaparición en 2014 de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en Guerrero.
Sobre este tema se han escrito diferentes obras a través de las últimas cinco décadas, y muchos han sido los autores (unos más radicales que otros), entre los que se encuentran: Mariana Mora, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Luis Spota y Carlos Montemayor.
Durante su participación en el conversatorio: “50 aniversario del movimiento estudiantil de 1968”, dentro de la realización de la Cuarta Feria Internacional del Libro Estado de México (FILEM), Oliver Hernández, doctor en Sociología y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), afirmó que ahora se tienen nuevos insumos para darnos una idea de lo que realmente ocurrió en ese año, sin embargo, “percibimos menor interés en el tema por parte de la sociedad”.
El investigador señaló que inicialmente se vivió una mayor censura en lo que corresponde a lo que realmente ocurrió con los hechos estudiantiles que marcaron una época, lo que ocasionó que por mucho tiempo la única versión que se tuviera fuera la que marcaba el Estado.
En cuanto a los pliegos petitorios de hace 50 años y lo que ahora demandan los jóvenes, a través de manifestaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre las que destacan la de principios de septiembre de este año, cuando solicitaron mayor seguridad y que salieran los porros de los planteles universitarios, el especialista aseveró que “la censura también ha sido una característica común”.
Si bien, se ganaron algunos derechos a raíz del movimiento estudiantil del 68, la realidad es que los avances no se dieron de manera inmediata, sino que han “tardado en aterrizar”; “por lo que ahora requerimos repensar las cosas y exigir el acceso a una mejor preparación universitaria”.
Asesinatos de periodistas
Para Oliver Hernández, la violencia del Estado también se encuentra relacionada con la muerte de periodistas que se ha venido dando en todo el país en los últimos años, “son nuevas formas de represión”.
“En 1968 la única verdad que se manejo a través de los medios de comunicación fue la que permitió el gobierno; y aunque hubo profesionales de la comunicación que se encargaron de acercarse a lo que realmente ocurrió en ese año, hubo otros a los que las autoridades les dieron la línea, por ello se dijo que la prensa estaba vendida”, manifestó.
Lamentablemente, nuestro país se ubica en el top de las cinco naciones del mundo más peligrosas para ejercer el periodismo, junto con Afganistán, Siria, Irak y Filipinas.
Frase:
Lo importante será saber de qué manera las nuevas generaciones nos podemos apropiar de los hechos estudiantiles ocurridos en 1968, para hacerles justicia no solamente a través de los recuerdos, sino mediante actos vivos.Oliver Hernández, doctor en Sociología y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).