Dominga Flores Silverio no siente el cansancio, pues en cada vacuna que aplica contra la Covid-19 se inyecta de alegría.
Ella es una de las enfermeras que han sido asignadas al Pueblo Mágico para la jornada de vacunación.
Tiene 58 años de edad y 39 de servicio en la comunidad de San Simón de la Laguna, municipio de Donato Guerra.
Fue seleccionada para participar en dos jornadas de vacunación de la primera ronda.
La primera fue hace tres semanas, en la inmunización a las personas de la tercera edad en Donato Guerra, al sur de la entidad.
“Es la segunda jornada de vacunación que he participado", comentó Dominga.
Reconoció que la logística de vacunación en Valle de Bravo ha sido mejor que su experiencia en Donato Guerra, pues en tres días esperan terminar. En el otro municipio laboraron ocho días seguidos.
“Nos está yendo de maravilla porque como que fue muy rápido esto, vacunamos en un minuto a una persona de la tercera edad”.
Ella, al igual que sus 20 compañeras, han estado aplicando la vacuna en el módulo instalado en el Auditorio Municipal de Valle de Bravo.
Dominga muestra energía al hacer su trabajo, a pesar de que el traje especial y el calzado que porta resultan estorbosos, además debe resistir las elevadas temperaturas que se registran en esta zona.
Pero eso no la ha detenido para llevar tranquilidad a los adultos mayores a través del fármaco.
“Está muy organizado, eso es lo que estoy viendo. Hubo mucho trabajo, pero para mí no es cansancio, al contrario, porque entre más nos movemos, para mí no siento cansancio, me da mucho gusto y alegría de vacunarlos”.
Sin embargo, cuando ya transcurrieron varias horas de permanecer de pie se siente agotada. Casi al final de la jornada se toma unos minutos y descansa en las sillas que ya lucen vacías.
La mejor decisión
Piensa que tomó la mejor decisión cuando eligió ser enfermera.
Señala que el personal del sector salud no debe sentirse como mártires ante la pandemia de Covid-19. Al contrario, son héroes, por el riesgo que asumen. Por ello estudió una ciencia relacionada con el cuidado de la salud.
No importa el desgaste físico propio del esfuerzo laboral. Atender a los adultos mayores que habitan en el Pueblo Mágico ha sido una satisfacción y reflexionar en el servicio que da le provoca que disminuya su agotamiento.
Refiere que la afluencia de personas durante el primer día de vacunación fue muy elevada. En el módulo donde fue designada se aplicaron mil 140 dosis a igual número de adultos mayores.
“Le echamos muchas ganas para seguir apoyando en dónde nos llamen para participar, lo hacemos con mucho gusto porque es nuestro trabajo y nos gusta hacerlo”, comenta Dominga.
Tuvo miedo en Donato Guerra
Al principio no fue fácil. Recuerda que en Donato Guerra la participación de la población fue menor, al grado que ella y sus compañeras de trabajo tuvieron miedo de que las personas les hiciera algo.
Refiere que la desinformación se había apoderado de las zonas rurales donde acudieron a aplicar la vacuna.
“La gente no fue muy participativa, porque hubo comunidades donde no acudieron, acudió muy poca gente.
“Nos dio miedo de que nos hicieran algo, pues allá la gente cree que les metemos el virus para matarlos, pero no es así”, explicó.
Por ello, invita a las y los adultos mayores a acercarse a los módulos de atención médica y a los instalados para aplicar la vacuna contra Covid-19.
Asegura que es la única forma de superar los rumores.
“(Algunos) Se basan en chismes porque dicen que estamos aplicando la vacuna de Covid para que se mueran, entonces no es así, es para prevenir, la primera dosis y la segunda”, refiere.
Dominga ya recibió su primera dosis de vacunación el pasado 22 de febrero. Ella predica con el ejemplo para que los habitantes de su comunidad le sigan sus pasos.
La enfermera espera que su historia sirva para alentar la inmunización.
