La cuadrilla de recolectores de Matlazincas, que conforman Raúl, don Pedro y el Gancho, juegan baraja mientras terminan las últimas horas de guardia en el plantón.
Ya les informaron que podrán irse a sus casas y regresar hasta el lunes a sus labores, con la nueva administración municipal.
Pero ya se acostumbraron a echar la partida de Conquian y apostar unos pesos. Esos pesos son los pocos que quedan y que se han rolado del bolsillo de Pedro al de Gancho, para la Coca y el cuarto de jamón en la semana de huelga.
Porque mientras estuvo la suspensión de labores, la coperacha fue el único modus para comer.
El grupo de trabajadores, mientras juegan y sacan una risa y avientan las monedas a una banca a la que le pusieron un pedazo de cartón de forro, ven que hay un grupo de comerciantes recolectando basura, pero no les causa interés y siguen en su cometido de jugar.
"Renunciar no es la opción, porque te vas sin nada", dice Raúl, quien es más lírico al hablar. No le importa que lo regañen por dar entrevistas.
Según su explicación, cada uno tiene unos 20 años en servicio y renunciar, sería darle gusto a sus patrones para deslindarse de todos los beneficios que les corresponden por ley.
"Aquí hemos estado desde el lunes, hemos hecho guardias por las noches", comenta Pedro, el recolector que permanece parado y un tanto desconfiado.
Luego se acerca el Gancho, quien habla cortando las palabras y señala que no hay camiones, que no hay gasolina para salir a recolectar basura.
"Nos dicen que debemos salir a recolectar pero los camiones no tienen combustible", insiste Raúl.
Los trabajadores exponen que tienen familias y la situación en la última semana ha sido complicada. Por eso no retroceden.
"Aunque somos sindicalizados estamos casi igual que los demás, lo que nos darán no alcanza", reprocha el grupo.
Desde el lunes de la otra semana, debían estar llegando al punto de huelga a las 6:00 horas y de ahí dirigirse a los sitios que les indicaran para bloquear y manifestarse.
"Sabemos que afectamos a otros, a la ciudadanía, pero a nosotros nadie nos apoya", refiere Pedro.
Luego del mediodía de este martes, los trabajadores comenzaron a retirarse. Desinstalaron bocinas y entre algunos se dieron abrazos por el fin de año.
La esperanza es que después del lunes, con la nueva administración municipal, haya un acuerdo y se les entregue su aguinaldo.