/ martes 26 de octubre de 2021

"Nunca dijo no y cumplió su deber"; despiden al policía asesinado en San Mateo Atenco

Jorge fue despedido por su familia y compañeros tras ser asesinado en la gasolinera del barrio de la Asunción

En la esquina con la calle Libertad el féretro del uniformado fue descendida de la batea de la patrulla en la que iba, para que lo cargaran en hombros y avanzar un último tramo, allí se detienen y la gente que mira el paseo le aplaude.

Los primeros que cargan el féretro del policía tercero Jorge Flores García, son sus compañeros. También fueron los primeros que llegaron en su auxilio el domingo en que fue baleado.

Este martes, luego del último pase de lista en la plaza de San Mateo Atenco, levantaron el cajón de la explanada, junto a los ramos de flores y comenzaron a andar. Lo cargaron en hombros, mientras había aplausos, muchos aplausos que se mezclaban con el sonido de las sirenas que sonaban en las patrullas.

"Nunca dijo no en su deber", recuerda unos de sus compañeros de turno y dice que el oficial Jorge apuntalaba y encabezaba operativos y calmaba riñas y subía a los presuntos a las patrullas de un solo tirón.

"Yo así lo conocí, era alto y fornido", añade el uniformado, quien ya tomó turno para cargar el féretro en hombros.

Un Auxilio

El pasado domingo 24 de octubre llegó a la comandancia de San Mateo Atenco una llamada del 911 y el oficial Jorge estaba de turno. Hacía rondines solo a bordo de la patrulla, con la que fue a revisar lo que ocurría en la gasolinera del barrio de la Asunción; pero lo recibieron a tiros, revelan los reportes de ese día.

"Atendió solo el auxilio", dice una oficial que va con la caravana que lleva a su compañero Jorge, sobre la Calzada del Panteón y avanza hacia el panteón. Lo dice como pensando si realmente vale la pena poner en juego la vida y a la familia por cumplir el deber.

Al oficial Jorge lo conoció hace 13 años, cuando llegó a la policía municipal de San Mateo Atenco. Ahora eran de diferentes turnos pero en alguno de tantos operativos coincidieron.

"Los dos somos policías terceros", añade la oficial con el sudor sobre la frente, por el sol que arrecia este martes.

Flores era de buena estatura y grueso, muy grueso. Siempre con el pelo corto y su corpulencia pegándole a 1.75 metros eran de espantar, dice uno de sus familiares que va hasta la última parte de la fila.

El tío "Mazinger Z"

En la batea de la patrulla van sentados los sobrinos del oficial Jorge y van cargando con un retrato y un retablo pequeño con un diploma, que la corporación le entregó a la familia Flores esta mañana.

"Le decíamos el tío "Mazinger Z" porque nos cargaba a todos con sus manos", ríe el grupo de niños que cargan los cuadros y las flores en la batea de la patrulla.

Al oficial Jorge lo recuerdan siempre en su hogar, aunque los turnos de policía son largos y la rutina se hace cada vez más pesada. Pero Flores tuvo un buen cuadro familiar; tres hijos y seis nietos.

"Aquí en el barrio de la Magdalena era bien conocido", explica uno de sus familiares. Por eso los aplausos cuando la caravana se detuvo y los "bravos" de la gente que divisó el recorrido de coronas y mariachis.

Un Homenaje

En la plaza de San Mateo y primero en la comandancia de policía, le rindieron honores al oficial Jorge Flores. A su manera, como entienden sus mandos y compañeros que debe despedirse a un uniformado.

Le pusieron la bandera tricolor sobre el ataúd y dieron el último pase de lista coreando el nombre del oficial Flores. Le hicieron una guardia de honor y hubo aplausos.

Al menos en esa escena, el policía tercero ya no estaba solo de turno.

En la esquina con la calle Libertad el féretro del uniformado fue descendida de la batea de la patrulla en la que iba, para que lo cargaran en hombros y avanzar un último tramo, allí se detienen y la gente que mira el paseo le aplaude.

Los primeros que cargan el féretro del policía tercero Jorge Flores García, son sus compañeros. También fueron los primeros que llegaron en su auxilio el domingo en que fue baleado.

Este martes, luego del último pase de lista en la plaza de San Mateo Atenco, levantaron el cajón de la explanada, junto a los ramos de flores y comenzaron a andar. Lo cargaron en hombros, mientras había aplausos, muchos aplausos que se mezclaban con el sonido de las sirenas que sonaban en las patrullas.

"Nunca dijo no en su deber", recuerda unos de sus compañeros de turno y dice que el oficial Jorge apuntalaba y encabezaba operativos y calmaba riñas y subía a los presuntos a las patrullas de un solo tirón.

"Yo así lo conocí, era alto y fornido", añade el uniformado, quien ya tomó turno para cargar el féretro en hombros.

Un Auxilio

El pasado domingo 24 de octubre llegó a la comandancia de San Mateo Atenco una llamada del 911 y el oficial Jorge estaba de turno. Hacía rondines solo a bordo de la patrulla, con la que fue a revisar lo que ocurría en la gasolinera del barrio de la Asunción; pero lo recibieron a tiros, revelan los reportes de ese día.

"Atendió solo el auxilio", dice una oficial que va con la caravana que lleva a su compañero Jorge, sobre la Calzada del Panteón y avanza hacia el panteón. Lo dice como pensando si realmente vale la pena poner en juego la vida y a la familia por cumplir el deber.

Al oficial Jorge lo conoció hace 13 años, cuando llegó a la policía municipal de San Mateo Atenco. Ahora eran de diferentes turnos pero en alguno de tantos operativos coincidieron.

"Los dos somos policías terceros", añade la oficial con el sudor sobre la frente, por el sol que arrecia este martes.

Flores era de buena estatura y grueso, muy grueso. Siempre con el pelo corto y su corpulencia pegándole a 1.75 metros eran de espantar, dice uno de sus familiares que va hasta la última parte de la fila.

El tío "Mazinger Z"

En la batea de la patrulla van sentados los sobrinos del oficial Jorge y van cargando con un retrato y un retablo pequeño con un diploma, que la corporación le entregó a la familia Flores esta mañana.

"Le decíamos el tío "Mazinger Z" porque nos cargaba a todos con sus manos", ríe el grupo de niños que cargan los cuadros y las flores en la batea de la patrulla.

Al oficial Jorge lo recuerdan siempre en su hogar, aunque los turnos de policía son largos y la rutina se hace cada vez más pesada. Pero Flores tuvo un buen cuadro familiar; tres hijos y seis nietos.

"Aquí en el barrio de la Magdalena era bien conocido", explica uno de sus familiares. Por eso los aplausos cuando la caravana se detuvo y los "bravos" de la gente que divisó el recorrido de coronas y mariachis.

Un Homenaje

En la plaza de San Mateo y primero en la comandancia de policía, le rindieron honores al oficial Jorge Flores. A su manera, como entienden sus mandos y compañeros que debe despedirse a un uniformado.

Le pusieron la bandera tricolor sobre el ataúd y dieron el último pase de lista coreando el nombre del oficial Flores. Le hicieron una guardia de honor y hubo aplausos.

Al menos en esa escena, el policía tercero ya no estaba solo de turno.

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