Salvar vidas en el municipio más poblado de América Latina es un gran reto para una madre muy especial, afirmó la coordinadora local de socorros en la Delegación Local Ecatepec de Cruz Roja Mexicana, Ingran Yanina León Reyes
Para la rescatista ser madre no es fácil para nadie aunque es todavía más complicado cuando ese rol se mezcla con la responsabilidad de salvar vidas además de coordinar el esfuerzo de más de 50 rescatistas en uno de los municipios más demandantes en materia de servicios de atención prehospitalaria.
Para Yanina León, como la mayoría de sus compañeros y subalternos, la vida ha sido de sacrificios, de entrega, constancia, perseverancia y superación pues, desde su ingreso en el año 2004 a CRM, aseguró que lleva tatuado el logotipo de la corporación en su corazón el cual solo comparte con su pequeño hijo, a quien dedica en cuerpo y alma las pocas horas libres que le quedan de la semana por su demandante actividad como paramédica.
Relató que gracias a su labor ha tenido que sacrificar mucho tiempo que debería ser para su pequeño, sobre todo ahora en plena lucha contra la pandemia del Covid-19, ya que cuenta con un horario más demandante debido al amplio programa de capacitación que la Cruz Roja Mexicana brindó a todo su personal en materia de bioseguridad para hacer frente a las necesidades específicas de atención y traslado de víctimas del coronavirus SARS-CoV-2.
Por otra parte señaló que ha tenido que ponerse al frente del esfuerzo que sus compañeros llevan a cabo en las calles de Ecatepec para atender a personas infectadas, responder a continuos llamados de auxilio y procurar su traslado en las mejores condiciones a los hospitales especializados donde se les brinda atención médica.
“Cualquier trabajo tiene sus riesgos, y este es uno que tiene un riesgo mayor, pero lo hago con mucho gusto, primero, porque para nosotros lo más importante es salvar vidas, y, segundo, porque es la mejor forma de servir a la sociedad”, señaló Yanina León.
Advirtió que para ser rescatista, y al mismo tiempo madre, “es necesario tener agallas" por lo que explicó que cuando se asume una responsabilidad de este tamaño “debes ser una mujer muy sensible, humana, tener como más alto valor el amor a la humanidad, pero, al mismo tiempo, debes ser firme y saberte comportar a la altura de las circunstancias, cuando estás en medio de una crisis que demanda cabeza fría y mano firme”.