Con un llamado a las autoridades “para que sientan en carne propia la responsabilidad de unirnos, de sumar y no restar, porque lo más importante es lo humano, los humanos”, concluyó la celebración del Víacrucis en la Catedral de Toluca, por primera vez a puerta cerrada.
Como se había anunciado, debido a la jornada de aislamiento y distancia social por el coronavirus, la Arquidiócesis de Toluca recordó las 14 estaciones que conforman el camino que recorrió Jesús para llegar al Calvario, en donde fue crucificado.
La ceremonia litúrgica fue presidida por el Arzobispo Francisco Javier Chavolla y por el obispo auxiliar monseñor Maximino Martínez Miranda, misma que fue transmitida por las redes sociales de la Arquidiócesis de Toluca.
El mensaje al final de la liturgia destacó que gran parte de esta Cuaresma, y sobre todo la Semana Santa, se está viviendo de una manera diferente pese a tener todos los rituales de la religiosidad popular preparados, debido a la pandemia que lleva a muchos a la desesperación y creer que Dios no escucha sus oraciones y sienten que están como sus apóstoles, angustiados frente a la tormenta y sintiendo que el barco se hunde mitras Jesús está durmiendo sin recordar que Él no permitirá que nada malo les suceda.
A la comunidad católica se le invitó a unirse en oración y pedir a Dios ayuda para saber esperar y mantener la esperanza, además de agradecer a médicos, enfermeras, enfermeros y a todo el personal del sector salud por el sacrificio que hacen para curarnos del Covid-19 y para tener la fortaleza de cuidarnos hasta que pase la pandemia.
Atribuyó los males que aquejan a la humanidad, como la corrupción, la inseguridad y la delincuencia, a haber sacado los valores de los programas de educación, de las familias y de la vida pública, pues “los poderes fácticos del mundo han querido anular el sentido de la trascendencia y Tú, en un grito desgarrador y antes de tu entrega todavía gritas tengo sed, sed de justicia, sed de humanidad, sed de misericordia, de fraternidad, de respeto, de valores”.
Oró para que Jesús siga gritándonos para que despertemos la conciencia que hemos adormecida con nuestros gustos y distracciones, para que se mueva nuestro corazón para que sienta y la sensibilidad, la solidaridad se traduzcan en acciones de la vida diaria, y si no podamos hoy estar en la calle podamos estar en silencio en nuestro hogar para escuchar a Jesús con sed de justicia.
Pidió no adormecer la conciencia con los vicios, con estupefacientes o bebiendo cada fin de semana para poder perdonarnos, santificarnos, para no ensordecer el oído interior y poder escuchar la palabra que Jesús trajo a los hombres y por lo cual perdió la vida en la cruz.