Productores de maíz reprocharon el abandono al campo, alertaron sobre el intento de ingresar maíz transgénico al país y pidieron apoyos para productores mexicanos y para buscar la soberanía alimentaria, pues aseguraron que en las actividades agropecuarias está la solución a muchos problemas.
Durante la capacitación sobre la temática del cambio climático y sus efectos en la producción de maíz y otros cultivos básicos en el Estado de México y en el país los asistentes propusieron un plan Maíz para México que permita rescatar los maíces criollos, nativos del Edomex.
Destacaron que la riqueza genética excepcional de esos productos constituye una alternativa para el cambio climático, pues tienen propiedades para resistir a la sequía.
También señalaron la necesidad de avanzar en varias áreas, entre ellas: para captar agua de lluvia, y tener cuidado con los nuevos tratados y convenios que firme el país, a fin de no poner en riesgo a los maíces nativos y evitar que se patenten.
El diputado Max Correa anunció que formularán un exhorto al Senado de la República para poner una salvaguarda en el caso del Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP 11) y el de Libre comercio en su nueva versión para dejar a salvo la participación de México en la Unión Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales.
Con eso, advirtió, se podría mantener la producción de maíces nativos y cancelar la posibilidad de patentar, o de que los transgénicos lleguen al país, pues permitirlo restaría soberanía y autonomía
En noviembre del 2017 la Unión de Científicos comprometidos con la Sociedad manifestó que México debe mantenerse en UPOV 78 y no adherirse a la versión 1991 de ese Convenio.
Alertó que considera patentar las variedades y genes para asegurar los derechos de propiedad intelectual de las empresas sobre ese bien común de la humanidad, que ha sido preservado por las y los campesinos, por lo cual afectaría sus derechos.
También consideró que si se adhiere en el largo plazo se podría autorizar la siembra de transgénicos y contaminarse las variedades nativas, con lo cual los dueños de las patentes serían las corporaciones oligopólicas, en “el despojo más grave en la historia de la humanidad”, con lo cual desaparecerían las medianas y pequeñas empresas productoras y comercializadoras de semillas -híbridos y variedades públicas en su inmensa mayoría-.