En un pequeño taller improvisado en una de las habitaciones de su casa, la familia Núñez Robles producen desde hace más de 30 años piñatas tradicionales, que comercian cada fin de año.
La producción es artesanal, se usa engrudo alambre, periódico y papel china, crepé y metálico que comienzan a cortar desde el mes de mayo. Los Núñez Robles presumen que llegan a crear hasta mil 200 piñatas cada año.
"Este es neutro pequeño taller familiar, aquí trabajamos por lo menos unos nueve meses para surtir a nuestros clientes", explicó Anabel Robles, la cabeza en la producción de las piñatas.
Junto con su esposo Ángel Núñez y sus cinco hijas, conforman el taller artesanal de las piñatas, lo cual es su sustento económico.
"Todas mis hijas saben hacer las piñatas, cada quien tiene su tarea y su trabajo, a mi me toca hacer los moldes con el papel y el engrudo", comentó Ángel Núñez, esposo de Anabel.
Los turnos laborales en la casa de esta familia de artesanos son largos, se comienza desde las 7:00 horas y se termina hasta la noche, sólo hay espacio para comer y estirarse un poco.
Anabel explicó que sus diseños son originales, su labor se empeña sobre todo en las piñatas en forma de estrella, las de cinco y siete picos.
"Este tipo de piñatas son las que más hacemos, aunque vamos a ampliar a otros modelos como las figuras", mencionó la artesana.
Desde julio los artesanos comienzan con el armado de los moldes y la colocación de los picos.
Y en noviembre, se inicia con la decoración de las piñatas, una vez que ya se ha cortado las miles de tiras de papel china, que es el elemento esencial para darle vida a sus productos.
"Todo el papel se corta con tijera, es una labor pesada porque sin miles de tiras, de eso se encargan mis hijas".
El equipo de trabajo de la familia Núñez Robles lo conforman Anabel y su esposo Ángel, así como sus hijas todas expertas en la producción de piñatas.