En memoria de las personas que se suicidaron, deudos de estos y profesores de la Facultad de Ciencias de la Conducta (FaCiCo) de la UAEM este sábado dieron pauta a la creación del Jardín “De la vida y la esperanza anima”, así como a un memorial.
Esto al conmemorar el Día Mundial de prevención del Suicidio, lo cual hicieron con la plantación de árboles de diferentes especies cuyo acto significó dar vida a ese ser natural que crecerá y florecerá.
En esa actividad, El Sol de Toluca, por separado, consultó al terapeuta de esa Facultad, Luis Javier Villegas López, quien destacó que en la entidad el promedio diario de personas suicidadas es de 3.
En ese sentido, los sobrevivientes deben recibir ayuda profesional y de grupos con experiencias similares. Ello, porque en algún momento contemplan quitarse la vida también, alertó.
Por su parte, el presidente fundador de la Asociación Red Costarricense de Suicidólogos, Domingo Abarca, coincidió con ello y más porque las cifras crecen en México y América Latina.
Cobijo y vida
Integrantes del grupo de autoayuda “Vive”, que son familiares de personas suicidadas y quienes se reúnen cada semana en ese plantel, acudieron al llamado de la creación del Jardín y sembraron árboles en las nuevas instalaciones de la FaCiCo.
Al hacer frente al dolor que producen los recuerdos, madres de familia se sintieron cobijadas y decidieron participar.
Viridiana, sobreviviente del suicido de su hija Valeria, registrado hace un año nueve meses, consideró que el plantar un árbol representó una terapia ocupacional y a partir de este sábado cuidará de ese ser vivo.
“A lo mejor simboliza la vida que perdí y que quisiera tener conmigo, pero queda algo simbólico que tal vez tenga perdure por varios años”
Destacó el apoyo brindado por sus compañeros del grupo Vive y de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
“Ha sido un gran salvavidas, y como lo dijo el maestro Abarca, como sobrevivientes del suicido algunas veces hemos pensado con la fantasía de reencontrarnos con nuestros seres queridos”.
Otra madre de familia coincidió en que la plantación de un árbol simboliza la vida en honor a los seres perdidos.
Las dos mujeres, posterior a la siembra, colocaron candados en la malla ciclónica de esa área.
Reflexión
El maestro Villegas informó que en este año decidieron crear un jardín en contrapropuesta a la concepción del escritor Dante Alligeri, quien pensaba que las personas suicidadas no merecían ser enterrados, ni en tierra santa, no merecían el perdón de Dios pues tendrían que sepultarse en un jardín para suicidas.
“Nosotros proponemos un jardín en donde se siembren arboles florales y frutales y sea un punto de reunión y de reflexión en personas que han tenido la mala experiencia del suicidio de un familiar”.
El espacio, en su totalidad, podría tener cabida para 300 árboles de bugambilia, aretillo, limón, romero, manzano y jacaranda, esta última representa el estado de ánimo de las personas cuando está seco o florece, narró.
Recomendó a los deudos por suicido buscar apoyo en personas en la misma condición, porque el duelo es difícil ya que se diferencia por los estigmas.
Además de que los sobrevivientes pudieran considerar ese tipo de actos en lo subsiguiente.
A quienes deseen integrarse al grupo pueden hacerlo al Centro de Estudios y Servicios Psicológicos (Cespi), recomendó.
El cierre del candado, colocado en la malla, representa un simbolismo de un camino cerrado, el sellar un compromiso o reconocer la certeza de un afecto, detalló.
Multifactorial
El presidente fundador de la Asociación Red Costarisence de Suicidiológos, Domingo Abarca, alertó por las cifras de suicidio en México, Costa Rica, América Latina y Japón.
No obstante, lo más lamentable es que son jóvenes, adolescentes, infantes y mujeres.
En el periodo de pandemia por Covid-19 incidió en ese fenómeno el confinamiento para la protección al virus SARS-Cov-2, así como el desempleo.
Reconoció a la UAEM por desarrollar esa actividad porque se abre a un tema que no es un trastorno, ni es provocado por niveles de serotonina o una enfermedad, es un problema normal que obedece a varias circunstancias.
“Que sea un centro de estudios superiores el que se abra para visibilizar el problema y se mire de otro paradigma es genial, ayudará a reflexionar, a dar esperanza de vida y prevenir el suicidio”.
El jardín, opinó, permitirá la convivencia entre los sobrevivientes y apoyarse en la forma de cómo superaron el duelo.