“Nos queremos regresar, al menos en mi casa podía salir, aquí no puedo pues me hace falta mi pierna”, señaló triste don Pablo Nabor Melchor, quien junto con su familia vive en una casa prestada en la comunidad de El Platanar, tras el desalojo de su vivienda por deslizamientos de tierra.
Don Pablo, quien carece de una de sus extremidades, narró que desde el pasado sábado por la noche fue desajolado junto con su familia de su hogar.
“Yo soy originario de El Mamey y toda mi vida ha sido de trabajo, con mucho esfuerzo me hice de mi casita y para qué, para que las lluvias ahora me separen de mi vivienda”, refirió con tristeza acompañado de su esposa.
En su caso, platicó que fueron cinco las personas de su familia que dejaron su hogar y actualmente se quedan en una casa que les fue prestada en la comunidad de El Platanal.
Indicó que que perdió una de sus piernas desde hace cinco años por lo que ya se había acostumbrado a su casa y podía salir a distraerse; sin embargo, ahora no puede hacer nada.
“Allá por lo menos podía salir en muletas, me distraía, pero ahora aquí no tengo oportunidad de salir. Es como si me hubieran traído a un hoyo, yo me quiero regresar”, enfatizó.
“Quisiera que me pusieran mi pie aunque sea de fierro. Ya me lo había prometido el actual presidente de Tejupilco, Rigoberto López, me dijo gané o no gané te voy a comprar tu pierna y sigo esperando”, mencionó don Pablo.
En tanto, la señora Aurelia García, relató “yo me siento mal y me pongo a llorar, pues todavía tengo a mis gallinas y a mi burrito también lo voy a mudar para acá”.
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Comentó que si bien hasta el momento los han tratado bien, no es su casa y tarde o temprano se las van a pedir.
“No es como estar en tu casita aunque sea chiquita es tuya y la verdad es que si nos sentimos muy tristes. Los niños ya dejaron de ir a la escuela y los tenemos que acomodar en otra”, aseveró.
En la comunidad de El Mamey, Carmelo Pérez, acudió a sacar algunas pertenencias y de paso a despedirse de sus familiares a quien tiene en varias fotos colgadas en la barda de adobe de su vivienda.
“Dicen que ya no podemos estar aquí y pues vine por unas cosas, además de despedirme de mis abuelo y mi papá, pues ya no creo que viva aquí”, finalizó.
Las 96 familias afectadas esperan que el gobierno municipal, estatal y federal, puedan reubicarlos en un terreno aledaño y les ayude a construir sus casas las cuales quedaron abandonadas.