Debido a su cotidiano contacto con cadáveres Diana Zarza, técnico embalsamador, confesó que ha tenido que entablar una amistad con la muerte y para llevar a cabo su trabajo entabla un diálogo con los cuerpos con el fin de convencerlos y prepararlos de la mejor manera para el último adiós con su familia y amigos.
Con más de 10 años dedicada al embalsamamiento de cadáveres, explicó que su oficio surgió como una herencia familiar y ya después con el paso del tiempo decidió dedicarse de lleno a lo que consideró como un oficio muy noble.
“A los 18 años me enfrenté a mi primer cadáver y si fue impresionante a pesar que iba acompañada por mi papá, sin embargo, poco a poco me deje llevar por el oficio y hoy día lo he convertido en mi pasión”, relató mientras sus manos recorrían un cuerpo sin vida.
Asimismo indicó que su preparación se ha dado a través de cursos de tanatopraxia en diversos estados de la República, de tal suerte que ya lleva más de 10 años dedicada al embalsamamiento de cadáveres en el Valle de Toluca.
Platicó que dentro de su labor también incluye la tanatoestética que es el arte de embellecer el cadáver, proceso fundamental ya que es clave a la hora que sus familiares y amigos le brinden el último adiós.
“Una vez que el cuerpo llega a nosotros, hacemos la limpieza del mismo y trabajamos con venas y arterias, donde se inyectan químicos y se drena el cadáver. Es un proceso que dura un par de horas aproximadamente después de ello viene el proceso de tanatoestética, para finalizar con la vestimenta según lo pidan los familiares”, detalló.
Por otra parte mencionó que dentro de las costumbres que están arraigadas en el Valle de Toluca destaca la vestimenta de los cuerpos con mortajas de distintos santos o incluso en ocasiones les piden arreglarlos con vestidos de novia o de 15 años.
Cada cuerpo es distinto y por lo mismo es un tratamiento diferente, al final mi mayor satisfacción es que la familia me diga gracias por permitirme despedirme, pues parece que está dormido y contento.
De igual forma mencionó que en lo personal siempre para comenzar algún trabajo se persigna como una señal de respeto al cuerpo e inmediatamente comienza a platicar con el cadáver para pedirle su autorización y que le permita prepararlo para el último adiós.
“A lo largo de los años he tenido varios casos que sí han sido difíciles, como el caso de dos niñas que fallecieron en un accidente, así como el embalsamamiento de un amigo que falleció en un accidente y el caso de un bebé de cinco meses; estos trabajos me han hecho hasta llorar, aunque me hago la fuerte”, agregó.
Finalmente subrayó la importancia que tiene el embalsamamiento de cadáveres principalmente por salud pública, toda vez que los cuerpos provienen de hospitales o de algún Servicio Médico Forense y por lo mismo traen bacterias que cuando se trata de ciertas enfermedades se potencializan.
Pero también, agregó Diana Zarza, tiene importancia para que la familia logre una despedida digna, sobre todo en algunos casos donde el cuerpo y el rostro específicamente tiene que reconstruirse.
Lo que te puedo decir es que debido a mi trabajo he hecho una amistad con la muerte, pues la convivencia con ella es cotidiana.