A pesar de las adversidades y las bajas ventas artesanos de la zona Arqueológica de las Pirámides de Teotihuacán han logrado subsistir como la familia Hernández Herrera, del poblado de San Francisco Mazapa en Teotihuacán, han logrado prevalecer el legado en la elaboración de artesanías de obsidiana entre otros productos típicos de la zona.
La familia Hernández Nieto, son una de los 200 artesanos que sobreviven en pueblos aledaños a la Zona Arqueológica de las Pirámides de Teotihuacán, en la elaboración de piezas de obsidiana, actividad que en los últimos 10 años se ha desplomado, por la falta de apoyos y bajas ventas.
Agapito Hernández Nieto, junto con su esposa María Herrera Beltrán, y sus cuatro hijos se dedican a la elaborando artesanías de obsidiana, Malaquita, Jade, oficio que se ha invadido por vendedores de piezas falsas, lo que ha ocasionado bajas ventas en los artesanos tradicionales.
“Aquí llevamos trabajando más de 45 años la artesanía, lo que es la obsidiana, cuarzos, minerales, es un negocio familiar, mis hijos también nos ayudan para conservar el arte de la obsidiana”
El artesano detalló que la obsidiana la compran en piedra en bruto, dependiendo de la pieza que se va a realizar es el corte que se hace.
“Nosotros compramos la piedra en bruto, dependiendo la pieza que vamos hacer es el tamaño que se escoge, posteriormente la cortamos y después la tallamos, le damos forma, pulimos y luego el abrillantado, dependiendo la pieza que vamos hacer es el tamaño que se escoge, todo lo hacemos en el taller aquí en la casa, es laborioso, pero nos gusta”, explicó.
Cabe señalar que Agapito es integrante de la Unión de Artesanos Auténticos del Valle de Teotihuacán, ha realizado piezas que algunas están expuestas en el Museo de Arte Popular como un cráneo, un espejo de obsidiana entre otros.
“Hemos hecho piezas que están en el Museo de Arte Popular ahí hay una Vasija del Mono, un cráneo y un espejo de obsidiana y hemos hecho pedidos especiales para algunos personajes de México”, dijo.
Sin embargo, denunció que, ante la proliferación de piezas falsas y la falta de espacios para vender sus productos, tuvo que instalar una mesa afuera de su casa y con el apoyo de algunos guías quienes les llevan turistas, se han mantenido.
Además de que han tenido que malbaratar sus productos hasta en un 50 por ciento menos.
Una vasija del changuito, que se elabora en casi dos semanas, con un costo de casi mil 500 pesos, es vendida por 2 mil 500 pesos a las grandes tiendas de la zona arqueológica, mientras éstas en sus aparadores las comercializan por 7 mil u 8 mil pesos.
A un costo igual se produce el dios del fuego, elaborado de obsidiana. Una pulsera del mismo material, que las grandes tiendas compran al productor en 80 pesos, la venden en 450 pesos.
La pareja quienes durante décadas prevalecen el oficio de la obsidiana, explicaron que en la zona de Teotihuacan hay cinco variedades de obsidiana en color negro, dorado, café o marrón, plateado y arcoíris.
Los pequeños talleres se encuentran localizados en los poblados de San Francisco Mazapa, Santa María Coatlán, San Sebastián Xolalpa y La Purificación, donde se elaboran máscaras e incensarios teotihuacanos, cabezas olmecas, cabezas de palenque, rostros del dios del fuego, llaveros, pulseras, aretes, esferas, huevos, pisapapeles, portaplumas, entre otros objetos.
Aseguró que de unos 500 locales donde se elaboraban artesanías que existían hace una década en los municipios de Teotihuacán y San Martín de las Pirámides, sólo subsisten 200, que funcionan a 30 por ciento de su capacidad.
Ante ello la familia Hernández Herrera, decidieron agrandar sus ingresos y acudieron a cursos de cómo hacer productos derivados del Xoconostle y del nopal.
“Al ver que las ventas comenzaron a bajar nos metimos a unos cursos de productos de Xoconostle y del nopal y comenzamos a vender licor de Xoconostle, en bolsa, dulces de xoconostle, mermelada y gomitas de xoconostle”, explicó.
Hernández Nieto dijo que gracias a que los guías los apoyan con recorridos de turistas, han logrado exportar algunos de sus productos.
Por el momento la familia Hernández se encuentra trabajando en una piedra de obsidiana de aproximadamente 50 centímetros de diámetro, en la que están tallando algunas imágenes prehispánicas.
El taller se encuentra ubicado sobre la calle El Reloj, en el poblado San Francisco Mazapa a un costado de la zona Arqueológica de las Pirámides de Teotihuacán.
Por último, pidieron a las autoridades su apoyo para que los talleres de la zona Arqueológica de las Pirámides de Teotihuacán no desaparezcan y prevalezca este tradicional oficio.