La plancha amaneció dispuesta. Bastó un par de horas para llenarla. Un templete al centro desde donde emergían las consignas: "¡De pie compañeros!", Increpaba el vocero social.
Es día de manifestación en el centro de la capital del Estado de México y el caos, los enfrentamientos y bloqueos arribaron con ello. Los decibeles hicieron lo propio: tambores, trompetas, gritos de megáfonos, obligaban a taparse los oídos.
Un día antes al caos, un grupo de habitantes provenientes de la zona norte, habían arribado para cerrar la avenida de Lerdo y advertir de un plantón que terminó con aglomerarse con los antorchistas.
Desde tempranas horas se comenzó a descargar el escenario de tarimas y bocinas sobre la Plaza de Los Mártires. Terminaron aquellos días en que la organización encabezada por Aquiles Córdoba Morán, "despilfarraba" y "apantallaba" con sus grandes equipos de sonido. El recurso se ha ido de las filas del partido que los auspiciaba.
Aún así, el vocero desde el templete insiste que hay más de 30 mil antorchistas adueñados de la plaza.
Estamos aquí, primero haciendo uso de nuestro derecho de manifestarnos, y segundo, porque hemos acudido en varias ocasiones ayuda a instancias estatales para hacer obras.
Pasadas las 12:30 horas, la plancha de Los Mártires ya es de Antorcha. Un grupo de mujeres jóvenes con banderines y tambores encabezan el arribo. Le siguen mantas enormes que son cargadas por varios hombres. Después camiones con bocinas que atrofian los oídos.
Sobre ese templete que se vuelve el centro de todo, los fotógrafos improvisados de Antorcha toman el protagonismo y lanzan flashazos por doquier.
Abajo, a los costados, un hombre improvisa un pedazo de tabique de silla. Se le mira cansado y preocupado al llevarse la mano al rostro. "Ya hubiera echado el fertilizante", se lamenta el campesino. Pero le prometieron que si hay presión, le darán varios costales.
"¡Yo no quiero nada para mí!", Afirma el líder sobre el templete, "que quede claro", vuelve a gritar. Desde abajo un niño se tapa los oídos por ese colapso en los tímpanos que provoca el líder cada vez que afirma sus frases.
El movimiento antorchista, es la conciencia del pueblo.
Pero no todos los que han arribado a la plancha lo razonan así. Algunos estudiantes "acarreados", se tiran de lleno al asfalto bajo el aburrimiento.