Tras recordar el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua ocurrido el año pasado, el vicario general de la Arquidiócesis de Toluca, Antonio Hurtado pidió a los fieles orar y colaborar para detener la fragmentación social generada por la violencia.
En la Misa dominical celebrada en la Catedral de Toluca y derivado del llamado que hicieron todos los obispos de Mexico, la autoridad eclesiástica llamó a los presentes a orar por las víctimas de la violencia que acecha al país.
“Hoy recordamos que el 20 de junio se cumple un año de que les fuera quitada la vida a dos sacerdotes jesuitas en el interior de la iglesia de Cerocahui en la sierra Tarahumara de Chihuahua”, dijo el vicario general.
Con esta sangre derramada, indicó, se trae a la memoria, la vida de tantos hombres y mujeres de diferentes edades y condiciones sociales a quienes se les ha sido arrebatada siendo víctimas de la violencia que se extiende a lo largo y ancho del país.
Estas muertes violentadas, aseguró Antonio Hurtado, sacuden a la sociedad, pero también convocan a múltiples acciones entre ellas a exigir justicia.
Pero también, añadió en la ceremonia dominical, exige a los fieles cayó a acrecentar el compromiso de construir juntos la paz, mediante el bien convivir.
“La paz es responsabilidad de todos, pidamos profundamente en esta eucaristía que es fuente de paz y fermento de vida nueva”, aseveró.
Es necesario, enfatizó, atender la invitación de los obispos mexicanos para unirse en oración y acción para contrarrestar el proceso de fragmentación de tejido social al que enfrenta el país.
“Hoy se hace urgente tomar parte en el proceso de reconstrucción social”, finalizó el vicario general de la Arquidiócesis de Toluca, quien ofició la ceremonia eucarística dominical.
Cabe señalar que en algunos templos católicos como la iglesia del Carmen de la ciudad de Toluca, fieles colocaron al pie del altar principal cruces para recordar a las víctimas de la ola de violencia en el país.