Los ríos que abastecen de agua a la presa Miguel Alemán Valdes han comenzado a desprender un "mal olor" por los niveles de contaminación que presentan.
Debido a la poca cantidad de agua que circula en los ríos durante la temporada de estiaje, el líquido se estanca con facilidad entre las piedras, ramas caídas y todo tipo de basura que hay en su paso.
Una vez estancada el agua, con las altas temperaturas ambientales y por los niveles de contaminación que se presentan en estos afluentes, termina desprendiendo un "mal olor" que no es agradable para los vecinos de la riviera de los ríos.
Tal es el caso del río Tizates, el afluente más contaminado que nutre a la presa de Valle de Bravo, de acuerdo con la asociación civil Guardianes de Valle.
Desde 2019, está asociación civil advirtió del problema de contaminación que se vive en el río Tizantes, al encontrar más de ocho drenajes de casas-habitación que se vertían directamente sin tratamiento al agua del afluente.
Este río recorre la mancha urbana del Pueblo Mágico desde el barrio de Otumba hasta su desembocadura en la presa, en el barrio de San Antonio, y a su paso recoge cualquier cantidad de basura.
Desde las alturas, se puede observar que en la desembocadura del río Tizates muestra el nivel de contaminación que tiene. Pues más allá del absolve, la presencia de la bacteria e-coli (heces fecales) hace que huela mal este sitio.
Por lo que, se ha convertido en un problema ambiental que año con año se reactiva durante la temporada de secas, desde finales del mes de febrero, hasta principios del mes de junio.
La misma situación se presenta en los demás ríos que nutren de agua a la presa del Pueblo Mágico, como el río Amanalco, Santa Mónica, Del Molino o el del Velo de Novia.
Sin embargo, el mal olor es menor por que no se encuentran al mismo nivel de contaminación en el que se encuentra el río Tizates.