El 19 de noviembre de 1984 más de 500 personas perdieron la vida durante una serie de explosiones en una terminal de almacenamiento de productos petrolíferos GLP, de la planta de Petróleos Mexicanos (PEMEX) en San Juan de Ixhuatepec.
La tragedia ocurrió alrededor de las 05:30 de la mañana y fue ocasionado por una falla en una tubería que transportaba GLP desde las refinerías hasta la planta de almacenamiento.
Luego de una serie de estallidos que pudieron ser escuchador –señalan varias crónicas de la época- hasta las zona norte del entonces Distrito Federal, cientos de personas fueron evacuadas ante el temor de las llamas que alcanzaron los 500 metros de altura.
Las horas transcurrían y “el infierno” crecía mientras socorristas, bomberos y el ejército laboran en conjunto para sofocarlo. Antes del mediodía una última explosión sacudía el sitio, las llamas avanzaban, sin embargo cerca de las 9 de la noche el fuego fue controlado, pero no sofocado por completo.
En cifras: 60 mil personas fueron evacuadas; 21 mil tuvieron que ser trasladadas a los albergues instalados en el Instituto Politécnico Nacional y la Basílica de Guadalupe; además casi 150 viviendas fueron destruidas.
“A juzgar por los testimonios (no refutados), un sector considerable de los habitantes de la zona, y de San Juanico en particular, estaban conscientes del riesgo que corrían, y sin embargo no abandonaban el sitio no tanto por fe en las declaraciones del gobierno, sino por la desesperación tranquila y, con frecuencia, sonriente, que engendra la falta de alternativas”, relata Carlos Monsiváis en Crónica de San Juanico, los hechos, las interpretaciones, las mitologías.
A 35 años de distancia esta tragedia no se olvida y el riesgo se mantiene, pues algunas gaseras se mantienen.