Los santos óleos sólo se brindan a una persona que esté en peligro grave como una cirugía delicada donde este en riesgo su vida, señaló el obispo monseñor Felipe Arizmendi, quien aseguró que un viaje largo no es un motivo suficiente para esta asignación.
Explicó que este acto religioso no se brinda sólo porque una persona sale de viaje, “eso no es motivo suficiente, sólo se asigna cuando alguna persona va a entrar a una operación delicada y su vida esta en riesgo debido a que se utiliza anestesia en el procedimiento”, subrayó.
Y es que, refirió el ex obispo de San Cristóbal de las Casas que salir de viaje no es suficiente, pues a diario las personas salen de casa y se exponen a que la roben o les pasé otra cosa, y por ende, no se les puede otorgar los santos oleos.
En este sentido, recalcó que sólo es valido la asignación con el ole santo cuando se trata de una enfermedad grave o en su caso cuando la persona va a entrar a una cirugía delicada que pone en riesgo la vida.
Ahora bien, mencionó que los santos óleos son para pedir a Dios la fortaleza, curación, alivio, esperanza y paciencia para enfrentar ese delicado momento, “sólo por salir de viaje, aunque sea largo, no es motivo suficiente para brindar este acto”, finalizó.
Los santos óleos
Se les llama santos óleos, aceite santo o aceite de unción al aceite bendecido por el obispo en la misa Crismal, y es utilizado además en casos donde la vida de la persona se encuentra en riesgo, en primeras comuniones, bodas y bautismos.
Los santos óleos son tres: el santo crisma usado para ordenaciones, confirmaciones, bautizos y consagraciones de altares e iglesias; el oleo de los catecúmenos, usado para ungir a los que están preparándose para el bautismo y el oleo de los enfermos, usado en el sacramento de la unción de los enfermos.
Estos óleos los consagra el obispo en cada misa Crismal que se celebra en cada catedral el jueves santo.
Cabe señalar que el sacramento de la unión de los enfermos es un acto litúrgico por el cual un presbítero signa con óleo sagrado a un fiel por estar enfermo, en peligro de muerte o en algunos casos con edad avanzada. Con este acto se significa que le es concedida al enfermo o al anciano una gracia especial y eficaz para fortalecerlo y reconfortarlo en su enfermedad, en pocas palabras prepararlo para el encuentro con Dios.
