Valle de México, México.- Desde hace años los vecinos de por lo menos 700 colonias y fraccionamientos del valle de México bloquearon las calles con rejas y pusieron seguridad privada para controlar las entradas, en un intento, dicen, por resguardarse de la criminalidad.
Organizar a todos los vecinos no fue fácil, dice Juan Carlos Rogel, integrante de un comité de vecinos, pero el temor de todos al robo de autos y casas, y los asaltos al salir a caminar los llevó a cooperar para instalar rejas y construir la caseta con guardias.
Esta situación se multiplicó rápidamente por los municipios de Naucalpan, Tlalnepantla, Huixquilucan y Atizapán, entre otros, donde el fenómeno de colonias y fraccionamientos que tradicionalmente estaban abiertos y que fueron cerrados por sus habitantes, se registró desde el 2008.
A la fecha corporaciones privadas que prestan sus servicios a estas colonias y fraccionamientos, estiman que hay más de 700 cerrados y que se encuentran enrejados, desde hace 10 años, donde viven prácticamente con la vía pública obstruida.
Muchas colonias se volvieron laberintos, como Fuentes del Valle, Viveros de la Loma, Valle Dorado, Satélite, Echegaray entre otras del Estado de México, señala Claudia Luz Arreola Pérez, coordinadora de la “Red de Vecinos”.
“Muchas que están así, que no puedes dar vuelta, tienes que estar buscando por donde pasar. Si es una calle de tráfico local no hay problema, el problema es cuando cortas la conexión de las avenidas, ahí sí, porque el libre tránsito no se los puedes negar a nadie”, mencionó.
El cierre de calles trajo seguridad a unos, pero desató inconformidad en otros y provocó pugnas entre ciudadanos. Con el transcurso de los años, a la par del aumento en el cierre de calles o acceso a colonias se desataron los conflictos entre los vecinos y no han cesado.
La cuestión de que los mexiquenses ya se acostumbraron a las rejas en la vía pública no debe considerarse un argumento para mantener así las calles, pues son un bien público, no privado, asegura Rogelio Díaz, investigador del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente, del Colegio de Ingenieros del Valle de México.
Los mexiquenses se niegan a quitar las rejas porque todavía no sienten seguridad, dicen. Incluso hay fraccionamientos con acceso controlado donde se presentan robos, por ejemplo que se llevaron la bicicleta o un carro, porque el guardia da entrada a los autos desconocidos, señalan algunos entrevistados.
El uso de rejas en las calles se extendió a todos los estratos de la sociedad, se volvió un tema de protección, no de clase social, exponen miembros de la Cámara Nacional de la Industria de la Vivienda.