Familias de personas privadas de su libertad, quienes aseguran son injustamente presas, advirtieron que seguirán la lucha por la libertad de sus padres, hijos y hermanos, hasta verlos libres y llamaron a la sociedad a no estigmatizar a quienes están procesados o sentenciados, pues no todos son culpables.
Mujeres que participaron en la huelga de hambre, en las protestas donde han ofrecido su sangre, su cabello y han exhibido lo que se vive al interior de las prisiones denunciaron que sus familiares enfrentan malos tratos, tortura, golpes, comida a veces echada a perder, mal lavada, o ni siquiera bien cocida y falta de agua potable.
Durante el conversatorio Compartiendo Trayectorias de Vida y Lucha, integrantes de la plataforma Haz Valer mi Libertad expresaron cómo se integraron, sus experiencias de lucha, las representaciones de las injusticias para visibilizar y denunciar violaciones a derechos y maltratos a las personas privadas de su libertad.
Coincidieron en que no son familiares de sangre, pero sí de dolor, pues son compañeras de injusticias y narraron que la huelga de hambre las debilitó, afectó su salud, pero soportaron porque sus familias en las cárceles viven mucho dolor, injusticias, golpes que no se deben normalizar, y antes, fueron víctimas de detenciones arbitrarias.
Andrea González Romero afirmó que las familias están unidas por el dolor y han participado en diferentes acciones para que el gobierno no sea sordo, ni ciego a sus peticiones y para que la población sepa que no defienden delincuentes, sino personas inocentes.
Afirmó que hay tortura al interior de las prisiones, por lo cual han levantado la voz y llamaron a que la sociedad no sea indiferente, a no dar por hecho que por estar en la cárcel son culpables, pues si hubiera justicia, no habría tantos delincuentes en las calles y los pobres están en las cárceles. "Que la gente voltee a ver el otro lado de la moneda", clamó.
Celia Arroyo señaló que han ofrecido su sangre para exigir una amnistía que sirva y enviar el mensaje de que no descansarán hasta ver libres a sus familiares.
Dijo que a los internos los custodios llaman por colores, no por su nombre y no los tratan bien.
Refirió que su hijo, Daniel Plácido, no vio crecer a sus hijos, y las prisiones están llenas de gente inocente, pues los jueces sentencian sin pruebas y las personas privadas de su libertad son estadísticas.
Ella participó en la huelga de hambre para tratar de ayudar a que su hijo pudiera salir de la cárcel. Ahora, les han ofrecido revisar caso por caso y esperan que así sea. "Vamos a seguir en la lucha, no nos vamos a callar", advirtió.
Dijo que todo lo ha hecho por amor a su hijo, porque lo quiere libre y su proceso estuvo lleno de violaciones, pero lo detuvieron, afirmó, por "moreno y por mugroso".
Claudia Juárez refirió que en las cárceles a las personas les dan comida cruda, a veces echada a perder, ni siquiera bien lavada, hay falta de agua potable y han surgido casos de hepatitis.
Dijo que luchan contra el sistema que ha criminalizado, pero decidieron no callar, generar una rebelión y han representado que les han quitado todo, por lo cual ofrecieron su cabello y su sangre.
Advirtió que requieren autoridades confiables y el colectivo, advirtió, ha sido su fuerza.
Refirió que además de las acciones de las últimas semanas, antes lanzaron papalotes, encendieron velas, pues sus familiares fueron víctimas de malas prácticas de abogados. Pidió que las autoridades muestren que la justicia puede cambiar y pueden confiar en ellas.