Sepultan en Ixtlahuaca a las víctimas del ataque en la central de abasto de Toluca

Era una familia de peregrinos, que cada año acompañaban la rodada ciclista a San Juan de los Lagos

Filiberto Ramos | El Sol de Toluca

  · jueves 13 de julio de 2023

Las víctimas del ataque en la central de abasto de Toluca fueron sepultadas. Fotos: Daniel Camacho | El Sol de Toluca

A los féretros los cargaron con un par de camionetas y un remolque jalado por un tractor. Las cajas de los adultos por delante y los niños detrás. Un tumulto de gente en medio y montada al lado de los ataúdes rezando y llevando flores. Es la familia Ramírez que fue víctima del ataque en la central de abasto de Toluca el lunes pasado. Eran Benito y su esposa Lourdes, su nuera Pilar y sus tres hijos.

"Todos aquí en el pueblo los estamos acompañando, porque ellos siempre nos donaban comida en la peregrinación", explicó un integrante de la caravana ciclista de la iglesia de San Mateo Ixtlahuaca.

"Es algo que nunca había pasado aquí", añade otro hombre, que trae su playera con los sellos de la peregrinación que cada mes de agosto acompañaba la familia Ramírez.

"La señora nos daba comida allá en la Toluca-Palmillas y es muy triste lo que les pasó", cuentan los habitantes. Era una familia de peregrinos que cada año acompañaba la rodada ciclista a San Juan de los Lagos, dicen los habitantes de San Mateo.

A cada ataúd le debieron poner el nombre de cada integrante de la familia, porque las autoridades les advirtieron de no abrirlas. También les recomendaron que apenas les entregaran los cuerpos, fueran sepultados. Por eso este jueves a prisas, con pocas horas de velar, los llevaron al sepelio.

Al pequeño pueblo de San Mateo no llegan a diario visitantes. Pero este jueves aunque hubo mucho sol y en la ranchería cuece los pies, llegaron de Toluca y de Ixtlahuaca para despedir a don Benito y su familia.

Hubo tianguis en la pequeña plaza y se instalaron los puestos de mangos. Pero todo el pueblo a esas horas, después del mediodía, estuvo en el panteón.

Llevaron flores y acompañaron la caravana, también ayudaron a bajar los ataúdes y se colocaron pequeños moños blancos y negros en el brazo.

La familia Ramírez trabajaba en la central de abastos de Toluca. Ese día, el lunes 19 de julio, se habían quedado a dormir en la nave 7, donde venden las verduras y hierbas. Se quedaron dormidos y ya no despertaron.

Tras cinco días, allí en el sitio donde encontraron los cuerpos, los comerciantes de la nave le pusieron un altar en forma de cruz con veladoras y cal.