Toluca, México.- La oscuridad de la noche las deja ver, a lo largo del bulevar Aeropuerto de Toluca, Johana y otro grupo de chicas transexuales y transgéneros arriban a su lugar de trabajo. Como si se tratara de un camuflaje, la noche las cobija. Sobre la banqueta, con cigarro en mano y vestimentas llamativas a los ojos de los clientes de la “taloneada”. El sexoservicio es la forma más fácil de ganar dinero para ellas, pese a que este año ya han asesinado a tres del gremio.
“Si te da miedo, pero tratas de evitar clientes que son agresivos o que se miran sospechosos”, revela Joahana. Una de las 15 chicas trans que a diario desfilan en el bulevar y Paseo Tollocan.
En días pasados, Monse se sumó a la lista de los asesinatos ocurridos en contra de las mujeres transgénero en el Valle de Toluca este año. La primera fue Chanel, quien fue baleada desde un vehículo el 15 de julio pasado, luego le siguió otra chica en Tenancingo hallada muerta al interior de un hotel.
“Fue de la misma forma que mataron a Chanel, le dispararon desde una camioneta”, dice Tania, líder del grupo de mujeres transexuales que prestan servicio en la avenida Humboldt de Toluca.
Ambas acudieron el lunes pasado a una manifestación frente a la Legislatura para protestar por los asesinatos. Portan la foto de Monse, quien aparece posando en un sillón, cruzada de piernas, vestido negro, con el rimel sobre su rostro y las pestañas postizas.
Johana se muestra más cohibida que Tania, revela que nunca ha hablado con un reportero. Hay desconfianza por lo que pueda decir que alerte a los grupos homofóbicos.
“Tenemos un protocolo para protegernos, checamos bien a los clientes y tenemos un lugar específico donde prestamos el servicio”, añade Johana.
En el mundo de las trans dedicadas al sexoservicio, como en el gremio de mujeres prostitutas, hay también estatus. Algunas se pueden dar el lujo de atender a uno o dos clientes por semana. Pero no el resto, como Johana, las que físicamente no están bien dotadas, y que no pueden pagar las operaciones costosas para transformar su cuerpo de hombre a mujer.
“Yo trabajo toda la semana en Bulevar para poderme sostener económicamente, si se arriesga uno más pero es necesario”, admite la mujer trans.
En los últimos cinco años, Johana incursionó al sexoservicio orillada por la discriminación que implica obtener un empleo formal para una mujer transgénero como ella. Ese mundo duro, la llevó a otra realidad igual o peor.