Pese a que las y los empleadores pueden asegurar a sus trabajadores y trabajadoras del hogar, gran parte de estos todavía prefieren no hacerlo, situación que vulnera los derechos de las personas que se ganan la vida haciendo labores de aseo, asistencia, o aquellas relacionadas al hogar de una persona o de una familia a cambio de una remuneración económica.
Lo anterior fue advertido por Julieta Navarro, trabajadora del hogar con más de 30 años de experiencia en el ramo y activista activa promovente de los derechos de las y los trabajadores del hogar, previo a la conmemoración del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, el 30 de marzo.
Sostuvo que, mientras la ley no castigue penalmente a empleadores que no aseguren a sus trabajadores y trabajadoras del hogar, la resistencia a hacerlo continuará, lo que deja en la incertidumbre a cientos de personas que logran sobrevivir a través de ésta noble labor.
“En comparación de años anteriores, hemos logrado trabajar y obtener avances, por ejemplo, que muchos empleadores ya hayan asegurado a sus trabajadoras, pero todavía falta mucho por hacer, porque muchos más aún no las aseguran y esas personas trabajan en la incertidumbre de qué hacer si se enferman o tienen un accidente de trabajo.
“Considero que puede ayudar mucho el hecho de que obliguen a los empleadores a asegurar a sus trabajadores y trabajadoras, no sólo que sea opcional, sino que ya lo marquen como una obligatoriedad para garantizar los derechos de éste sector que con su trabajo saca adelante a sus familias, pero también permite que sus empleadores loguen desarrollarse profesionalmente, porque las y los trabajadores del hogar son quienes se encargan de sus casas mientras ellos no están”, destacó la activista.
Julieta mencionó que gran parte de las trabajadoras y trabajadores del hogar se desempeñan en la Ciudad de México, por lo que tienen que viajar de estados como Morelos, Puebla, Oaxaca y el Estado de México, para poder cumplir con su trabajo semanal.
A lo anterior, sumó que las remuneraciones no siempre son como las establece la ley.
Hay organizaciones como el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO), que tienen tabuladores del pago que corresponde según el tipo de actividades que se realicen, no se le paga lo mismo a una persona que únicamente hace limpieza a quien además debe cocinar y cuidar de otras personas, por ejemplo, pero a veces simplemente se paga una cifra sin siquiera ser lo que realmente corresponde”, afirmó.
Por lo anterior, recomendó que quienes se desempeñan como trabajadoras o trabajadores del hogar, se acerquen al SINACTRAHO u otras organizaciones afines para que conozcan sus derechos y puedan negociar por un empleo digno y bien remunerado.
Las cifras
Datos del INEGI refieren que en el Estado de México al cuarto trimestre del 2023 había 383 mil 942 personas que señalaron que realizaban trabajo doméstico remunerado, de éstas, 28 mil 819 son hombres y 355 mil 123 mujeres.
Ese instituto indica que en el último trimestre de 2023, de la población ocupada de 15 años y más en México, 2.5 millones de personas estaban ocupadas en el trabajo doméstico remunerado en hogares.
Esto representa un 4.2 % del total de la población ocupada en territorio mexicano, y se estima que nueve de cada 10 eran mujeres las que se desempeñaban en ésta labor.
En el desglose por grupos etarios, la población en trabajo doméstico remunerado se concentró en el grupo de 30 a 59, en el que el 71.7% eran mujeres y 63.4% hombres.
Al anterior le siguió el grupo de 60 años y más, en el que el porcentaje de hombres fue mayor que el de mujeres, con 20.2 y 13.5 %, respectivamente. Las personas trabajadoras del hogar tenían, en promedio, 44.5 años, según las estadísticas de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Las estadísticas señalan que el 97.1% del total de personas ocupadas en esta actividad en México laboran sin un contrato por escrito; el 2.5% sí contaba con uno y el 0.4 % respondió no saber si lo tenía o no.
Del universo que sí contaba con un contrato por escrito, el 80.7% tenía uno de base, planta o por tiempo indefinido; el 15.1% era temporal y el 4.1 % no especificó el tipo de contrato.
Sobre la jornada laboral, el 37.9% de las mujeres ocupadas en este tipo de actividades cumplía jornadas de 15 a 34 horas a la semana, mientras que 32.6% trabajó de 35 a 48 horas a la semana.
En el caso de los hombres el panorama es distinto, pues el 45.4% de los hombres en estas ocupaciones laboró de 35 a 48 horas semanales y el 28.4% cumplió jornadas de más de 48 horas a la semana.