"Quien olvida sus orígenes está destinado a morir y, por lo mismo, es necesario conocer la historia de Toluca y de esta manera fortalecer la identidad", señaló monseñor Guillermo Fernández Orozco, ex vicario general de la Arquidiócesis de Toluca al brindar una charla sobre la historia de esta ciudad capital en el IUEM.
En esta institución educativa y acompañado del rector Mario Luis Ruiz Pérez y el cronista Gerardo Novo, la autoridad religiosa conversó con estudiantes y personal académico, tras ofrecer la conferencia “El Valor Histórico de Toluca a sus 500 años de Fundación”.
Hablar de acontecimientos históricos, inició su charla, provoca polémica, pero también despierta esa iniciativa de buscar y llegar hasta los orígenes.
Una persona que olvida sus orígenes, explicó, está destinado a morir pronto y de ahí la necesidad de saber la historia de Toluca, que inició, según algunos datos históricos, hace 500 años más años menos.
Tras un breve recorrido por la presencia matlazinca en todo el valle de Toluca, monseñor Fernández Orozco destacó la labor de Fray Andrés de Castro en la conformación de lo que hoy es esta ciudad.
Indicó que al ser un centro meramente religioso, sobre todo por situarse el Convento de la Asunción, ubicado en lo que ahora son los portales, comenzó su crecimiento como ciudad.
Fray Andrés de Castro, subrayó, fue un religioso muy querido por los Naturales de aquella época y su labor evangelizadora contribuyó al crecimiento de esta zona.
Ya después con la llegada de los Franciscanos, relató, se crearon pequeñas poblaciones religiosas para luego seguir con lugares como San Luis Obispo, San Bernardino, San Miguel Apinahuizco, entre otras, para luego dar paso a San Pablo, San Andrés y San Buenaventura.
De hecho, puntualizó, Toluca es conocida como la ciudad de los grandes conventos, pues en aquella época se encontraba el Convento de la Asunción Toluca; el Convento de la Cruz del Milagro, que es de los mercedarios, lo que hoy es La Merced, y el Convento de la Purísima Concepción de María, hoy El Carmen.
Con el paso del tiempo, aseveró el ex vicario de la Arquidiócesis de Toluca, la ciudad fue creciendo en torno a lo religioso, a tal grado que Toluca es hoy una ciudad cosmopolita.
Luego de este esbozo, la autoridad eclesiástica consideró como necesario conocer los orígenes y amar a la ciudad que se le llamó Toluca la bella, porque los habitantes de aquel entonces barrían afuera de su casa.
“Nos debe mover la curiosidad de ver cómo era la ciudad antes, pero sobre todo conocerla para tener identidad y ver qué podemos hacer por ella”, apuntó.
Es necesario, añadió, interesarse por la historia, pues se convierte en una enseñanza y maestra de la vida para no repetir errores.
“No debemos dejar morir a la ciudad de Toluca, pero sobre todo su engranaje social”, finalizó Monseñor Fernández Orozco ante la presencia de alumnos, docentes y directivos del IUEM.