Diez días después de haberse registrado las primeras inundaciones derivadas de las fuertes lluvias que azotaron el municipio de Chalco, nuevamente los habitantes de las calles más afectadas de la colonia Culturas de México se encuentran bajo el agua pese a que hace unos días las brigadas encargadas de la limpieza y desazolve de las vialidades inundadas lograron disminuir el nivel del agua en la mayor parte de las colonias.
La vivienda de Rocío Cortés, al igual que las de decenas de familias en Culturas, amaneció nuevamente bajo el agua este lunes. Para ella ya es insoportable vivir así, pues el nivel del agua tarda más en disminuir que en lo que nuevamente aumenta y vuelve a inundar su hogar.
“El miércoles ya se había bajado el agua, ya se había juntado la basura y empezamos a limpiar. Pero ese mismo día en la noche llovió y otra vez subió el nivel. Ya el día domingo otra vez había bajado el nivel del agua, pero hoy lunes otra vez subió y tengo que usar nuevamente botas altas para poder salir de mi domicilio”.
Rocío declara que tanto ella como sus familiares, que son tres adultos y dos menores, han presentado problemas estomacales y afectaciones cutáneas por el contacto constante con las aguas negras.
Los elementos del sector Salud que se encuentran en las brigadas de atención permanente a la población de Chalco han identificado un brote de hongos en manos y pies por parte de los vecinos de las colonias Culturas de México y Jacalones, además de enfermedades gastrointestinales.
De acuerdo con información de la doctora Ana Padilla, encargada del módulo de salud ubicado en la Escuela Secundaria Oficial No. 627 Cuitláhuac, son en su mayoría hombres quienes presentan casos de hongos en manos y pies, esto debido a que se encargan de expulsar el agua de sus hogares sin la debida protección.
"Tan solo el día de hoy atendí principalmente a hombres con hongos en las manos porque son quienes se encargan de sacar las aguas negras que se encuentran en el interior de sus domicilios".
Además de entregarles medicamentos y pomadas para contrarestar los efectos de estos hongos, que comenta la doctora los presentan por lo menos el 90% de los vecinos que acuden a valoración médica, también han tenido una campaña permanente de vacunación y desparasitación, pues los malestares estomacales son recurrentes.
“Al día atendemos entre 60 y 70 personas para consulta y desparasitación. En el caso de las vacunas, son cerca de 150 por día, tan solo este fin de semana por día aplicamos 50 de tétanos, 50 de hepatitis y 50 de neumococo”.
Rocío comenta que las autoridades municipales les prometieron equipo especial para poder salir de sus domicilios de manera segura y así tratar de volver a la normalidad, sin embargo, no han recibido las botas de hule ni los trajes especiales que les prometieron, por lo cual ellos mismos han tenido que comprarlas por su cuenta.
“Compramos botas para todos, nos dijeron que iban a darnos botas y overoles, pero hasta ahorita no nos han dado nada. Tuvimos que comprarlas para poder salir, no nos podemos quedar aquí sentados”.
Patrimonio afectado
Su salud no ha sido la única que se ha visto afectada, también parte de su patrimonio se ha perdido como consecuencia del ingreso de las aguas negras a su domicilio.
“Algunos muebles sí logramos subirlos, como la estufa, la alacena y la sala, pero no pudimos salvar el refrigerador, ese ya lo tenemos aquí en el patio porque ya no funcionó”.
La realidad de Rocío, su familia y las 600 familias afectadas por las inundaciones ha cambiado drásticamente. Desde sus hábitos de limpieza personal, la dinámica diaria, la manera en que se alimentan, e incluso algunos miembros de la comunidad identificados como vulnerables (personas de la tercera edad y niños) han tenido que desplazarse a otros domicilios.
“Mi mamá ya no está quedándose con nosotros, porque ya tiene 80 años y es muy riesgoso para ella mantenerse aquí. Nosotros comemos y vivimos en la planta alta pero no cocinamos porque es muy desagradable hacerlo con el olor tan penetrante y persistente. Nos bañamos lo menos posible, porque toda el agua que tiramos se va al drenaje pero vuelve a nosotros porque el agua ya no se va, se sale de las coladeras”.
Lamentablemente es una problemática que han padecido durante más de 30 años los vecinos de esta colonia, sin embargo, nunca habían experimentado una contingencia de esta magnitud.
“Antes llovía y se bajaba el agua bien rápido, no se metía a nuestras casas, pero ahora ya rebasó demasiado. Les pedimos a las autoridades que nos ayuden, que abran el drenaje o metan maquinaria. Ahorita nos echaron cascajo de este lado y eso siento que tiene que ver mucho porque se tapan las coladeras.
La incertidumbre por saber qué es lo que sigue y cómo los van a ayudar es constante, pues no solo son afectaciones a la salud, también el peligro constante de que vuelva a ocurrir.
“Cambió completamente nuestras vidas esta situación, nuestra dinámica y la vida mía y de nuestros hijos. Yo ahorita los tengo estresados porque no los dejo salir, si de por si así se enfermaron del estómago, no me imagino qué podría pasar si salen y están en contacto con el lodo”.