Antes de salir, una oración y la bendición a quienes ofrecerán el fruto de su trabajo. El cielo se nubla en Atlatlahuca, pero no cae agua, llueven panes, globos, trastes, fruta y dulces, así agradecen a San Bartolo por los milagros, así demuestran su fe.
Antes de hacer el recorrido, más de 100 camiones alegóricos, ataviados con pan tradicional, mejor conocido como pan de feria, fueron bendecidos.
Tan pronto agarran camino, sobre la carretera Tenango-Tenancingo no hay lugar más que para la fiesta religiosa. Los panes comienzan a volar y la gente a buscar que uno caiga en sus manos.
“Nuestros antepasados hacían trueques y cada año viene peregrinaciones de Guanajuato y Santiaguito, entonces, aquí en San Bartolito la mayoría se dedica al pan, a los globos, son cueteras, gorderas o danzan, como los Chinelos, arrieros o moritos, entonces venía a hacer trueque y en honor a San Bartolito de la Cañada, regalamos nuestro trabajo a la gente”, comentó Esthela Villegas, quien cada año, desde que tiene memoria, participa en la lluvia de pan, ahora acompañada por sus hijas y nietos.
Una semana antes, quienes deciden sumarse a la convocatoria de los mayordomos, comienzan a amasar y a hornear, son más de 70 toneladas de pan las que han de llover como ofrenda a San Bartolomé Apóstol.
Durante el recorrido la imagen del Santo Patrono domina la fe y el camino. Los cantos y la música se le dedican, le piden por salud y trabajo, sobre todo. Le agradecen que aún tienen estos elementos vitales para la subsistencia en medio de las crisis y prometen volver al año siguiente.
Para quienes participan en la lluvia de pan, como Esthela, es un orgullo. No se trata de regalar su trabajo y su inversión, sino de dignificar sus tradiciones y su fe en un santo que cumple, pero también mandata que se le cumpla.
La lluvia de pan, aseguran, es tan solo el inicio de una semana de devoción y agradecimiento, por lo que continuarán las plegarias, los rezos y la visita a la cañada con los peregrinos de Ciudad de México. La fiesta religiosa no para, aunque en los días por venir, el pronóstico ya no marque una lluvia de pan.