/ martes 14 de junio de 2022

Vecinos temen por zona de deslave en Valle de Bravo 

En la noche del 12 de junio se registró una tromba que ocasionó un deslave en la colonia del Colibrí 

Entre agua, lodo y piedras, vecinos de la colonia El Colibrí, en Valle de Bravo, lidian con la incertidumbre de vivir en la cúspide de un cerro que, en cualquier momento, amenaza con desgajarse.

Tras la tromba registrada la noche del 12 de junio en este municipio, el miedo y la tristeza han inundado a más de 50 familias, quienes temen por estar en la antesala de una catástrofe, al vivir en una zona de alto riesgo de deslaves.

"El temor siempre va a estar, pues como se afloja todo con las lluvias, ahí está el riesgo de que vuelva a bajar lodo, tierra, piedras, y nos afecte a nuestras casas", reconoció Alejandro Martínez Martínez, uno de los principales afectados por el deslave.

Y es que, la parte visible de los destrozos que generó la tromba del 12 de junio se registró en el barrio de Santa María Ahuacatlán, la parte baja del municipio que colinda con la presa de Valle de Bravo.

Pero, en realidad, el problema de raíz viene de la parte alta del municipio, en la calle del Colibrí que colinda con el parque estatal de Monte Alto, en plena cúspide del cerro.

En este lugar, son más de 50 casas las que corren el peligro de desgajarse con el cerro en caso de que se registren lluvias intensas en la actual temporada de precipitaciones, por lo que el temor sigue latente.

"Haga de cuenta que, si sigue lloviendo, es tierra que están echando para abajo y va a volver a dar a Santa María, primero hay que empezar de acá, de arriba", explicó María Teresa Estrada, vecina de la zona que resultó afectada en su tienda de abarrotes.

¿Qué pasó?

La casa de la familia de Alejandro Martínez Martínez es la última de la calle del Colibrí, en lo alto del cerro.

En este lugar fue donde la noche del 12 de junio se registró el desgajamiento de una parte del cerro, llevando a su paso piedras y lodo que inundaron una parte del Pueblo Mágico.

Sin embargo, la familia Martínez Martínez lo vivió de otra manera.

Pasadas las 20:00 horas del domingo, la acumulación de lodo y piedras impactó el zaguán de la casa de dicha familia, afectando el cuarto de cocina.

"La presión de la tierra, agua y piedra levantó el tanque de gas, tiró el portón y se nos metió todo el lodo", explicó Alejandro.

Solo estaba un integrante de la familia al interior de la casa de tres pisos, quien observó la fuerza de la naturaleza temiendo por su vida.

Los vecinos del lugar se dieron cuenta de la magnitud del desastre, cuando se percataron de un fuerte olor a gas, pues la cantidad de lodo y piedras que inundaban la cocina rompieron las válvulas del suministro del tanque estacionario.

"Estaba la fuga completa, los vecinos salieron a verlo, pues olía en toda la cuadra. La casa era un horno, parecía vapor el lugar de gas, estaba muy peligroso", refirió Alejandro.

De inmediato, se comunicaron con el 911 sin tener éxito alguno, por lo que el calvario apenas comenzaba para la familia afectada.

"No había luz, seguía lloviendo, solo vimos si habían cerrado el gas, lo habían sacado y seguía oliendo, ya no podíamos hacer nada. Al día siguiente vimos todo, estaba feo", lamentó Alejandro.

La combinación del lodo y piedra alcanzó una altura de un metro 30 centímetros, tras 90 minutos de tromba, por lo que afectó los bienes inmuebles de la familia Martínez Martínez.

"La casa está bien, aparentemente, el único problema es el lodazal, pues todo lo que se deslavó vino a dar aquí", explicó.

De acuerdo con el censo dado a Protección Civil, esta familia perdió dos congeladores donde almacenaban sus productos de un negocio de barbacoa, un refrigerador, un tanque estacionario, una motoneta y un vehículo que quedó cubierto de lodo a la mitad.

Además, dentro de la propiedad quedó borrado el camino de acceso a dos casas que se encuentran en la parte alta, donde habita el resto de la familia de Alejandro.

"Nosotros, como vivimos en la parte de arriba, nos resguardamos en las casas de los vecinos por el peligro de que todo esto se nos viniera", lamentó una de las integrantes de la familia durante la entrevista a Alejandro.

¿La ayuda?

María Teresa Estrada, una mujer con una tienda de abarrotes en la calle del Colibrí, también resultó afectada por la tromba del 12 de junio.

Con menos pérdidas materiales que las registradas por la familia Martínez Martínez, María Teresa junto con sus hijos continuó con la labor de limpieza de su casa y negocio, pues la ayuda gubernamental ha sido a cuenta gotas.

"Entre los vecinos sí nos hemos ayudado, no hay de otra, alguien le habló a la presidenta y no subió para nada, que yo sepa no, aunque dicen que subió la delegada, pero como es nueva, uno no sabe ni quién es", refirió.

"Sí vino la ayuda, pero un rato nada más a tomar fotos, ayudaron un rato y se fueron, con la promesa de que hoy volvían a terminar de retirar el escombro y es la hora que no llegan", recriminó Alejandro.

Esta problemática ambiental no es nueva para los habitantes del Colibrí, ambos entrevistados reconocieron que por lo menos han vivido lo mismo en dos ocasiones más, donde la naturaleza les cobra factura en la temporada de lluvias.

"Cada temporada de lluvias es un problema, con ésta han sido dos veces, la primera vez fue menos pero aún así todo llega a dar aquí".

"Fue hace como cinco años. Esa ocasión ni subieron, se llenó tal cual y en esa ocasión los vecinos limpiaron por que es el único espacio que tenemos para darnos la vuelta por que es cerrada", explicó Alejandro.

"Desde que yo vivo aquí, nos ha pasado tres veces. Pero en ésta nos quitaron la luz, no sé dónde estuvo la falta de la luz pero llevamos dos días sin luz", lamentó María Teresa.

Por lo que, los servicios de suministro de gas LP, transporte público, energía eléctrica y demás no están presentes en las casas de esta zona.

Razón

Para María Teresa, la razón de esta catástrofe tiene que ver con los incendios provocados registrados en el parque estatal de Monte Alto.

Pues, dijo, una vez muertos los árboles que se encuentran en el suelo erosionado por las llamas, pierden fuerza, cayendo con el agua picual y arrastrando todo a su paso.

"Fue la cantidad de agua, y con la quemazón que hubo, sucede que se afectó mucho lo del monte y lo que hizo fue que también eso afectó para que hubiera un deslave", refirió.

Hasta el momento la Comisión Federal de Electricidad no ha dado respuesta alguna a los vecinos de la zona para restablecer el servicio de energía eléctrica para cubrir sus necesidades básicas.

Asimismo, no se han dado a conocer las afectaciones oficiales por parte de las autoridades gubernamentales, el número de familias en riesgo y los trabajos de prevención y rehabilitación para superar la presente temporada de lluvias.

Entre agua, lodo y piedras, vecinos de la colonia El Colibrí, en Valle de Bravo, lidian con la incertidumbre de vivir en la cúspide de un cerro que, en cualquier momento, amenaza con desgajarse.

Tras la tromba registrada la noche del 12 de junio en este municipio, el miedo y la tristeza han inundado a más de 50 familias, quienes temen por estar en la antesala de una catástrofe, al vivir en una zona de alto riesgo de deslaves.

"El temor siempre va a estar, pues como se afloja todo con las lluvias, ahí está el riesgo de que vuelva a bajar lodo, tierra, piedras, y nos afecte a nuestras casas", reconoció Alejandro Martínez Martínez, uno de los principales afectados por el deslave.

Y es que, la parte visible de los destrozos que generó la tromba del 12 de junio se registró en el barrio de Santa María Ahuacatlán, la parte baja del municipio que colinda con la presa de Valle de Bravo.

Pero, en realidad, el problema de raíz viene de la parte alta del municipio, en la calle del Colibrí que colinda con el parque estatal de Monte Alto, en plena cúspide del cerro.

En este lugar, son más de 50 casas las que corren el peligro de desgajarse con el cerro en caso de que se registren lluvias intensas en la actual temporada de precipitaciones, por lo que el temor sigue latente.

"Haga de cuenta que, si sigue lloviendo, es tierra que están echando para abajo y va a volver a dar a Santa María, primero hay que empezar de acá, de arriba", explicó María Teresa Estrada, vecina de la zona que resultó afectada en su tienda de abarrotes.

¿Qué pasó?

La casa de la familia de Alejandro Martínez Martínez es la última de la calle del Colibrí, en lo alto del cerro.

En este lugar fue donde la noche del 12 de junio se registró el desgajamiento de una parte del cerro, llevando a su paso piedras y lodo que inundaron una parte del Pueblo Mágico.

Sin embargo, la familia Martínez Martínez lo vivió de otra manera.

Pasadas las 20:00 horas del domingo, la acumulación de lodo y piedras impactó el zaguán de la casa de dicha familia, afectando el cuarto de cocina.

"La presión de la tierra, agua y piedra levantó el tanque de gas, tiró el portón y se nos metió todo el lodo", explicó Alejandro.

Solo estaba un integrante de la familia al interior de la casa de tres pisos, quien observó la fuerza de la naturaleza temiendo por su vida.

Los vecinos del lugar se dieron cuenta de la magnitud del desastre, cuando se percataron de un fuerte olor a gas, pues la cantidad de lodo y piedras que inundaban la cocina rompieron las válvulas del suministro del tanque estacionario.

"Estaba la fuga completa, los vecinos salieron a verlo, pues olía en toda la cuadra. La casa era un horno, parecía vapor el lugar de gas, estaba muy peligroso", refirió Alejandro.

De inmediato, se comunicaron con el 911 sin tener éxito alguno, por lo que el calvario apenas comenzaba para la familia afectada.

"No había luz, seguía lloviendo, solo vimos si habían cerrado el gas, lo habían sacado y seguía oliendo, ya no podíamos hacer nada. Al día siguiente vimos todo, estaba feo", lamentó Alejandro.

La combinación del lodo y piedra alcanzó una altura de un metro 30 centímetros, tras 90 minutos de tromba, por lo que afectó los bienes inmuebles de la familia Martínez Martínez.

"La casa está bien, aparentemente, el único problema es el lodazal, pues todo lo que se deslavó vino a dar aquí", explicó.

De acuerdo con el censo dado a Protección Civil, esta familia perdió dos congeladores donde almacenaban sus productos de un negocio de barbacoa, un refrigerador, un tanque estacionario, una motoneta y un vehículo que quedó cubierto de lodo a la mitad.

Además, dentro de la propiedad quedó borrado el camino de acceso a dos casas que se encuentran en la parte alta, donde habita el resto de la familia de Alejandro.

"Nosotros, como vivimos en la parte de arriba, nos resguardamos en las casas de los vecinos por el peligro de que todo esto se nos viniera", lamentó una de las integrantes de la familia durante la entrevista a Alejandro.

¿La ayuda?

María Teresa Estrada, una mujer con una tienda de abarrotes en la calle del Colibrí, también resultó afectada por la tromba del 12 de junio.

Con menos pérdidas materiales que las registradas por la familia Martínez Martínez, María Teresa junto con sus hijos continuó con la labor de limpieza de su casa y negocio, pues la ayuda gubernamental ha sido a cuenta gotas.

"Entre los vecinos sí nos hemos ayudado, no hay de otra, alguien le habló a la presidenta y no subió para nada, que yo sepa no, aunque dicen que subió la delegada, pero como es nueva, uno no sabe ni quién es", refirió.

"Sí vino la ayuda, pero un rato nada más a tomar fotos, ayudaron un rato y se fueron, con la promesa de que hoy volvían a terminar de retirar el escombro y es la hora que no llegan", recriminó Alejandro.

Esta problemática ambiental no es nueva para los habitantes del Colibrí, ambos entrevistados reconocieron que por lo menos han vivido lo mismo en dos ocasiones más, donde la naturaleza les cobra factura en la temporada de lluvias.

"Cada temporada de lluvias es un problema, con ésta han sido dos veces, la primera vez fue menos pero aún así todo llega a dar aquí".

"Fue hace como cinco años. Esa ocasión ni subieron, se llenó tal cual y en esa ocasión los vecinos limpiaron por que es el único espacio que tenemos para darnos la vuelta por que es cerrada", explicó Alejandro.

"Desde que yo vivo aquí, nos ha pasado tres veces. Pero en ésta nos quitaron la luz, no sé dónde estuvo la falta de la luz pero llevamos dos días sin luz", lamentó María Teresa.

Por lo que, los servicios de suministro de gas LP, transporte público, energía eléctrica y demás no están presentes en las casas de esta zona.

Razón

Para María Teresa, la razón de esta catástrofe tiene que ver con los incendios provocados registrados en el parque estatal de Monte Alto.

Pues, dijo, una vez muertos los árboles que se encuentran en el suelo erosionado por las llamas, pierden fuerza, cayendo con el agua picual y arrastrando todo a su paso.

"Fue la cantidad de agua, y con la quemazón que hubo, sucede que se afectó mucho lo del monte y lo que hizo fue que también eso afectó para que hubiera un deslave", refirió.

Hasta el momento la Comisión Federal de Electricidad no ha dado respuesta alguna a los vecinos de la zona para restablecer el servicio de energía eléctrica para cubrir sus necesidades básicas.

Asimismo, no se han dado a conocer las afectaciones oficiales por parte de las autoridades gubernamentales, el número de familias en riesgo y los trabajos de prevención y rehabilitación para superar la presente temporada de lluvias.

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