En el Instituto Pedagógico de Toluca, las pantallas ya no son las villanas de la película educativa. Ahora son las aliadas para continuar con la mirada en libros y libretas.
Hace un año, los maestros de esta escuela particular no imaginaban que una pandemia los obligaría a un salto tecnológico, ni mucho menos pensaron en dar clases frente a pupitres vacíos, lejos de los infantes, quienes expectantes los observan desde un monitor.
La conversión tecnológica en esta escuela ha implicado adaptaciones, pues los directivos son docentes jubilados, sin embargo, advierten que la era virtual no cambia la responsabilidad social de los maestros.
En esta ruta han encontrado la clave de la educación a distancia, al motivar el autoaprendizaje de los niños gracias a esas pantallas que antes les pedían limitar.
“El reto parece que lo estamos logrando, el despertar en el niño ese interés por el uso adecuado de la tecnología.
“Y los maestros por buscar estrategias, al igual que los padres, para que sus niños logren el autoaprendizaje, porque mucho depende de los niños”, explica la directora del plantel, Virginia Gómez Tagle Hidalgo.
Las pantallas, reitera, sólo son un instrumento que complementa su modelo educativo sustentado en la formación de hábitos y valores, desarrollando habilidades como la comprensión lectora.
Además aclara que la mirada sigue en la realidad, pues continúa la cercanía con los estudiantes y padres de familia. La escuela sólo tiene un grupo por cada grado escolar, de preescolar a primaria, lo cual facilita un trato personalizado para detectar el estado emocional de los estudiantes.
Y al ser grupos reducidos de alrededor de 20 niños y niñas, priorizan el seguir realizando actividades en libros y libretas, lo cual combinan con clases de 45 minutos y la impartición de distintos talleres, donde se incluye defensa personal, ajedrez, manualidades, pintura, baile, cocina y papiroflexia.
“Cada 50 minutos tienen 10 minutos para realizar activación. Desde la 7:45 a las 8:00 horas se realizan actividades de sicomotricidad, lógica matemática, habilidades mentales, neurolingüística.
“Hay chiquillos (que dicen): maestra mejor un chiste, un cuento, una adivinanza, todas esas actividades que son del agrado de los niños”, comenta la directora del Instituto Pedagógico de Toluca.
Así buscan escapar del tedio virtual, pues los estudiantes están en constante movimiento frente a esa pantalla.
A los maestros de este plantel la pandemia los sorprendió en el cierre del anterior ciclo escolar, pero les sirvió para identificar necesidades. Ahora la biblioteca de la escuela es también un centro de monitoreo digital, donde observan las clases que imparten docentes desde sus casas o salones de la escuela.
"Vemos el trabajo de los nueve grupos, tres de preescolar y seis de primaria, si existe algún contratiempo, inmediatamente entramos”, dice Gómez Tagle.