El Arzobispo de Toluca, monseñor Francisco Javier Chavolla Ramos, pidió a los fieles católicos que en este inicio de la Cuaresma en vez un ayuno de alimentos sea un ayuno de rencor, envidia, indiferencia y pereza.
Pese a que desde el pasado domingo la Arquidiócesis de Toluca repartió bolsitas de ceniza para evitar conglomeraciones en los templos, la Catedral de Toluca presentó afluencia constante de fieles para participar de este rito cristiano.
“Nada más vengo a tomar ceniza, no me voy a quedar a misa. Yo prefiero venir aquí a la casa de Dios, tomar la ceniza y rezar un poco para que esta pandemia se acabe”, mencionó la señora Consuelo Díaz, quien acudió minutos antes del medio día a la Catedral de Toluca.
En la ceremonia religiosa, Chavolla Ramos refirió en la homilía que en el inicio de la Cuaresma todo cristiano no debe olvidar que es caduco y, por lo mismo, en algún momento van a morir.
“Tenemos que ser conscientes de que somos limitados y además pecadores. En esta Cuaresma entramos a prepararnos para la muerte con Cristo para poder resucitar con él y en él, este tiempo nos invita a tomar conciencia de que somos pecadores”, recalcó.
Recordó a todos los fieles que se deben tomar en cuenta tres elementos fundamentales: la oración el ayuno y la limosna.
La oración, dijo, es el amor que se experimenta con la persona que se ama y en el caso del cristiano es con Dios, es decir, en cualquier momento pueden hablar con Él.
Sobre el ayuno, Chavolla Ramos indicó que si bien en esta Cuaresma es necesario el ayuno, no representa que sea la privación de un alimento.
“El ayuno no es privarse de comer un día y guardarlo en el refri, eso no sirve. El verdadero ayuno es que tu corazón cambie”, destacó la autoridad eclesiástica.
Ante ello, exhortó a los fieles a ayunar, es decir no comer rencor, envidia, pereza, negligencia, indiferencia y, en vez de eso, practicar la entrega, servicio, amor y caridad.
“El ayuno no es abstenerse de algo de comer, el ayuno es promover caridad y justicia que termina en el amor con el hermano”.
Finalizó diciendo que la limosna no radica en los pesos que los católicos aportan, sino más bien tiene que ver con convertirse en ofrenda para los demás.