La profesora Bianca García inició con una clase sencilla, puso una bocina y pidió a sus alumnos escuchar para continuar la temática. Han pasado 15 meses desde que hicieron el último ejercicio presencial en el salón de clases. Es un año y tres meses que Bianca no miraba las sonrisas de sus alumnos.
"Estamos muy contentos, vinieron pocos pero los recibimos con muchas ganas", expresa la docente que atiende al tercero A en la escuela primaria Lázaro Cárdenas de Toluca.
En el primer día del retorno a las clases presenciales en el Estado de México, la participación de alumnos en los planteles ha sido de menos del 20 por ciento, pero era pronosticable que ocurriría.
La primaria Lázaro Cárdenas está reluciente, y pareciera que fue apenas ayer que la cerraron por el Covid-19.
"Esta escuela tiene ochenta años", revela la directora Mireya Gutiérrez López. El plantel este lunes debía ser la sede para el evento protocolario del regreso a clases, pero unas horas antes el secretario de Educación les canceló y se fue a otra escuela.
"Hoy nos visitaría el secretario", indica la profesora Mireya con un poco de desánimo. Aunque en el ambiente de los docentes permea más la emoción y hay confianza en que su matrícula crecerá en las siguientes semanas.
Este lunes asistieron 223 alumnos de los 997 que están inscritos en la primaria Lázaro Cárdenas.
"Vamos a volver a contarlos, porque no llegaron todos los que estaban en la lista", aclara la directora Mireya.
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Nueva normalidad
La nueva normalidad, en el primer día de clases en las aulas, para el grupo de docentes no es fácil de asimilar. La profesora Mireya sonríe y dice que, en sus 40 años de servicio, no había experimentado algo como una pandemia.
"Nunca habíamos vivido algo como ésto", comenta la docente mientras camina por los pasillos de la escuela y va mostrando las adecuaciones que se hicieron para recibir a los alumnos.
Lo más visible son los pocos alumnos que retornaron, aunque la Secretaría de Educación autorizó hasta 12 alumnos por grupo, en la Lázaro Cárdenas hay salones con cinco niños.
Junto al salón de la profesora Bianca está el de primer grado. Son alumnos que están por primera vez en la escuela, que se inscribieron durante la pandemia y solo conocían a su profesora por videollamadas.
"Aquí están los niños de primero, ellos apenas están socializando con su maestra porque no la conocían", comenta la directora.
El edificio de la escuela resulta enorme para los 223 alumnos que acudieron en el primer día y también para los 29 docentes, tres directivos y 10 instructores de apoyo.
Sobre los tres patios del plantel y en los pasillos se pintaron las flechas para indicar el acceso y salida, como lo marca el manual de la autoridad educativa. En la puerta trasera se instaló una mesa, donde pusieron un tapete sanitizante para la desinfección de calzado.
Luego hay un filtro donde se les toma la temperatura a los pequeños y sobre la mesa se dispuso de una caja donde se van depositando las cartas para garantizar que en el hogar de cada alumno no haya brote de Covid-19.
La profesora Mireya explica que esa carta la deben entregar a diario para poder ingresar al plantel.
"Todos estos protocolos se tendrán que hacer todos los días", aclara la docente. El primer día en las aulas aún no culmina, pero, por lo pronto, los profesores aseguran haber sacado un diez en la organización.
"Yo creo que nos sacamos un diez", sonríe la directora Mireya.