Comentarios como “las niñas no juegan futbol”, “es un deporte de hombres no de nenas” y “para que juegas, si te vas a caer”, son algunos de tantos que Teresa Hernández Orduña escuchó y decidió que le sirvieran de motivación para demostrar que no solo juega al balompié, y muy bien, sino que también se ha convertido en su modo de vida.
Tere fundó hace ocho años el Club de Futbol Femenil Lioness, FC, que le ha permitido callar muchas bocas, pero además ha sido el vehículo para muchas pequeñas persigan sus sueños deportivos y académicos. Las victorias de las Leonas Rosas –como las apodan– ha despertado el interés de empresas y de la propia Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA).
Con una licenciatura en Mercadotecnia, Tere apostó por algo distinto: impulsar el futbol femenino. Con tan sólo 23 años hizo “oídos sordos” a tantos comentarios machistas y decidió seguir a su corazón y trabajar en un deporte que siempre fue su pasión.
“Cuando fundé Lioness, en 2012, recibí muchas opiniones adversas. Me decían, cómo te vas a dedicar a eso si tienes ya una carrera o de eso no vas a vivir, mejor métete a trabajar, o ese tipo de comentarios, pero al final decidí demostrar que también las mujeres jugamos y tenemos posibilidades de trascender gracias a este deporte”.
Con una gran sonrisa de orgullo, recuerda que empezó con apenas 15 jugadoras y cinco balones. “Era algo muy pequeño, pero todas teníamos la intención de trascender. En el primer torneo que participamos en Liga Mexicana de Futbol Femenil, que en ese entonces era la máxima división en el país, pasamos en nuestra primera temporada de la categoría de acenso a primera división, lo que fue el bum; de ahí empezaron a llegar niñas más pequeñas queriendo jugar”.
Y de ahí, señala, empezaron a crecer y a enfrentarse a muchos obstáculos, como el hecho de que ni siquiera las empresas dedicadas a la elaboración de uniformes, lo hicieran pensando en mujeres. Tampoco había ligas para niñas pequeñas de manera local y regional, solo había categorías libres.
En cuanto a las competencias, las niñas tenían que competir en ligas varoniles, de hecho, apunta, hasta la fecha lo seguimos haciendo.
Divertida, indica que fue muy chistoso porque al principio ni los papás ni los pequeños las querían dejar jugar, porque creían que su nivel era muy malo. “Después vieron que se ponía muy bien e incluso ganamos un torneo de puros niños con un equipo 100 por ciento femenil, y yo dije ya vamos a tener aceptación, pero no, al contrario, ya no querían jugar con nosotras porque les ganábamos”.
Admite que por una u otra son pocas las ligas que les han dado entrada, pero siguen compitiendo a fin de prepararse para los torneos nacionales e internacionales en lo que compiten.
Resalta que están en la Liga Mexicana Femenil de la Federación de Futbol, donde han sido bicampeonas nacionales, además que han ido a varios torneos en Estados Unidos y Argentina.
Trabajo Social
Orgullosa abunda que independiente de los logros deportivos, lo más importante y la esencia del club Lioness es lo que hacen con cada una de las niñas que participan.
“Tenemos dos programas, uno de alto rendimiento y uno social, en ambos se busca llevar de la mano el futbol con la educación sin importar la clase social de las niñas, tengan o no recursos y les den o no les den permiso, bueno , aclara, notan así, si los papás creen que el futbol no es para ellas, le entramos en la parte de concientización y les demostramos que sus hijas pueden trascender y nosotros darles las herramientas para que lo hagan”.
Menciona que tiene un convenio con el IPEH, donde, al día de hoy, hay mas de 50 niñas becadas, desde primaria, secundaria y prepa por futbol y buscamos proyectarlas con becas a universidades en Estados Unidos, Canadá y México, con el compromiso de regresar a sus comunidades y ser un factor de cambio.
“La intención es que ellas, ya con una carrera, regresen y apoyen a las nuevas generaciones; que se convierta en un círculo virtuoso”.
Refiere que a lo largo de estos ocho años, más de 800 niñas han pasado por el club y varias docenas de ellas han tenido una beca gracias al futbol.
Su enorme labor la ha llevado a que en 2019, la revista Expansión la nombrara una de las 30 mujeres promesas, y el mismo año, el Tecnológico de Monterrey le entregara el premio Mujer Tec, en la categoría de deportes, así como que fuese reconocida con el Premio Vida de Daniel Espinosa.
Insiste, “para toda esa gente que decía que no iba a vivir del futbol, creo que hoy día se da cuenta que no fue así, y que gracias a todos sus comentarios, tomé impulso y me motivé para vivir de esto, trascender y sobre todo, lograr que las pequeñas interesadas puedan hacer lo mismo que yo”.
Tú también puedes hacerlo
El club está ubicado en Metepec y tienen otra sede en Atizapán, donde niñas desde 4 años pueden ir. El alto rendimiento empieza desde los 10 años, entonces ellas van y se prueban y si ya tienen el nivel deportivo para una beca se les hace un estudio socioeconómico.
Indicó que cuentan además con padrinos para apoyar a las pequeñas, incluso invitó que si alguien está interesado puede ayudar con útiles escolares, uniformes, tachos, cualquier cosa es buena.
Teresa, además de Mercadotecnia, hizo una maestría en gestiones de entidades deportivas, la cual también fue un reto pues de lo 20 alumnos, solo dos eran mujeres.
Sin embargo, es algo a lo que ya está acostumbrada en un medio por demás machista, donde sobresalir es algo que la llena de orgullo, y que le permite abrir brecha para aquellas niñas que les siguen diciendo, que el futbol es solo para los hombres.