Los candidatos presidenciales anuncian en público que están listos para debatir, pero en privado sus representantes se oponen al nuevo modelo de debate presidencial, pues los moderadores pueden cuestionarlos, interrumpirlos e incluso encausar la discusión.
A lo largo de las discusiones para definir las reglas de los debates, representantes de los partidos de las tres principales coaliciones mostraron su rechazo a las propuestas de las facultades que otorgó el INE a los moderadores.
Ayer, con la firme oposición de los candidatos, la Comisión de Debates del INE aprobó la propuesta para el primer debate presidencial donde habrá tiempo para que los moderadores cuestionen e interpelen a los candidatos, además de que habrá un espacio donde los políticos se confrontarán directamente.
En este proyecto, que será votado hoy por la noche en el Consejo General del INE, incluye la propuesta para que el debate del 22 de abril en el Palacio de Minería en la Ciudad de México, habrá tres moderadores: Denise Maerker, Azucena Uresti y Sergio Sarmiento, que entró en lugar de Leonardo Curzio, quien declinó ayer por la mañana. De los formatos del segundo y tercer debate se acordó discutirlo la siguiente semana.
Durante el debate, en el que los partidos tienen voz pero no voto, los representantes de los candidatos se quejaron porque les estaban dando mucho tiempo a los moderadores para realizar preguntas, lo cual los convertiría en protagonistas. Los consejeros respondieron que en los encuentros anteriores se han limitado a fungir como un cronómetro.
“Los moderadores este año no van a ser cronómetros parlantes; sí van a poder ser incisivos”, dijo el consejero Ciro Murayama durante la sesión donde se aprobó el modelo de debates.
Tras las quejas de los representantes de partidos, la comisión aprobó que en los próximos días se aprobarán reglas para regular la participación de los moderadores y que el orden de participación de éstos se defina por medio de un sorteo secreto.
La mecánica
La propuesta del INE indica que para el primer debate, se dividirá en cuatro bloques con los siguientes temas: Política y gobierno; Combate a la corrupción e impunidad; Seguridad pública y violencia; y Democracia, pluralismo y derechos de grupos en situación de vulnerabilidad.
Cada bloque se divide en dos segmentos. En el primero, un moderador tiene 30 segundos para cuestionar a un candidato, quien tiene 2:30 minutos para contestar, pero en ese lapso el moderador tendrá 30 segundos para interpelar, tiempo que no se le descontará al político.
Así pasarán los cuatro candidatos y al final uno de los moderadores tendrá 30 segundos para hacer nuevas preguntas y los candidatos tendrán cuatro minutos para responder.
Tras esa ronda de preguntas, se abrirá una especie de mesa redonda entre candidatos, donde un moderador tendrá 1:30 minutos para presentar el segmento y hacer preguntas, y luego vienen ocho minutos para que los participantes debatan entre sí.
En cuanto a la participación del público, se acordó que en este primer debate se formularán preguntas a partir de encuestas y sondeos de opinión.