¡Encrucijada legal! Eugenia fue asesinada en 2017 en Ocoyoacac

A casi dos años de la lucha por atraerle justicia, el juicio ha dado un giro de feminicidio a homicidio

Filiberto Ramos | El Sol de Toluca

  · viernes 11 de octubre de 2019

Foto: Luis Rodríguez.

La habitación es fría. Las paredes en que permanece el altar de Eugenia lucen desnudas, hay una pintura color durazno desgastada por la humedad. Pero en un rincón, las veladoras, las fotos en las que ella sonríe, y un ramo de flores, le dan un poco de calidez al lugar.

Foto: Luis Rodríguez.

“Eran de sus preferidas, de hecho mi hermana trabajó en una florería”, dice Elizabeth, hermana mayor de Eugenia.

La casa luce así desde aquel 28 de octubre de 2017 en que Eugenia fue asesinada. Hay ausencia y dolor impregnado en el pequeño hogar. De hecho don Eugenio, prefiere estar fuera, agrega Elizabeth.

“Mi papá tiene dos trabajos porque no le gusta estar aquí, por los recuerdos”, revela Liz.

Al centro de la sala, hay un comedor, allí se sienta Liz a platicar. Usa una playera con la foto de su hermana menor.

Foto: Luis Rodríguez.

Los ojos por ratos se le tornan rojizos. Llora, porque sabe que a casi dos años del asesinato de Eugenia, las autoridades les han dado un golpe bajo.

“La licenciada Irma me dice que pues haga yo lo que haga, me vaya a plantar donde me vaya yo a plantar, no lo van a cambiar, que prefieren una sentencia por homicidio, a que lo dejen libre por feminicidio”, relata Elizabeth.

HALLAZGO

Era el 28 de octubre, casi oscureciendo, junto con otras amigas, Eugenia habría salido de la fábrica de costura en la que llevaba seis meses. El plan era ir por unos tragos. Eugenia se sentía feliz porque su hijo mayor había obtenido un reconocimiento en la escuela, recuerda Liz.

Foto: Luis Rodríguez.

La algarabía las llevó hasta un bar ubicado en el centro de Ocoyoacac, donde a Eugenia le robaron su bolso con sus credenciales y su celular.

“Eso hubiera cambiado todo, si no le hubieran robado su bolso, ella se habría ido”, asegura Liz en sus conjeturas. A las doce con cuarenta y siete minutos Eugenia junto con el supuesto agresor saldrían del bar, según las cámaras de seguridad que Elizabeth revisaría semanas después en su búsqueda de pruebas.

“Este tipo insistió en llevarla. Ella sale del bar a las 12:47 y la encuentran a las 3:45 a cuatro cuadras del bar, sobre la avenida del río a un costado del río”, relata Liz.

Aquel viernes 28 de octubre, el cuerpo de Eugenia fue localizado con golpes en la cabeza y trasladada por una ambulancia de Protección Civil de Ocoyoacac a un hospital. Incluso se le sometió a una cirugía, pero no resistió. Fue hasta el domingo 30 que sus familiares dieron con el cuerpo en el Servicio Médico Forense de Toluca.


IRREGULARIDADES

“Hay muchas irregularidades desde el principio, cuando mis papás la empiezan a buscar, preguntan en delegaciones, en Ocoyoacac preguntan y les dicen que no había ninguna acta, cuando ellos la habían levantado”, reprocha Liz.

El caso de Eugenia fue tipificado de feminicidio a homicidio doloso hace 15 días tras una audiencia en los juzgados de Lerma.

Foto: Luis Rodríguez.

Elizabeth junto con su abogado apelarán para que el caso vuelva a ser considerado como feminicidio, pues asegura que, aunque la sentencia es similar, la lucha familiar comenzó motivado por la violencia en que le arrebataron la vida a Eugenia.

“Me entregaron la ropa de mi hermana, la ropa aún la tengo yo. Pedí que la revisaran por si podría tener sangre, alguna marca de la persona que estuvo con ella”, revela.

ACTIVISMO

Elizabeth conserva en su memoria todos los detalles del caso. Ha impreso lonas con la foto de su hermana, también playeras y en el altar hay una cruz rosa con el nombre de Eugenia en letras negras, que usa en las marchas.

“Ya está desgastada por las marchas”, comenta. Previo a la entrevista tapó la ventana con la lona de vinil. Sin percatarse se ha vuelto activista.

Foto: Luis Rodríguez.

Ella fue quien recolectó todas las pruebas y testigos usados hasta hoy.

“A mí me dieron un video en el bar, también busqué los testigos con meseros y los agentes que me asignaron solo decían que investigaban”, recrimina.

MARGARITAS

Eugenia Machuca Campos, en febrero pasado cumpliría 36 años, relata Elizabeth, era la menor de los tres hermanos. Alegre y muy trabajadora, era madre de tres hijos y amante de las flores, agrega Liz.

“Mi papá cada miércoles y domingo sin falta le cambia sus flores”, dice. Sobre el piso en un bote está un ramo de margaritas amarillas recién puestas. Al pie de las fotos, conviven con la sonrisa de Eugenia y una macetita de fomi en la que se lee: “Mamá, nunca cambies”.

Foto: Luis Rodríguez.

“Ella trabajó en la florería y siempre traía flores a la casa”, sonríe Liz. El momento transforma la escena por instantes. La muerte arrebató todo y la casa parece también perecer.

“El 28 de octubre se cumplen dos años”, recuerda Liz. Las fechas en la familia Machuca Campos no se olvidan, tampoco el rostro sonriente de Eugenia.