Renegociar T-MEC e imponer aranceles: tres gráficas que ponen en duda la decisión de Trump

El líder republicano ha adelantado que buscará rediseñar el acuerdo comercial porque considera que es desventajoso para su país, ¿pero en verdad eso le conviene?

Carlos Tovar / El Sol de México

  · miércoles 27 de noviembre de 2024

Donald Trump se hizo con el triunfo el pasado 5 de noviembre. Foto: AFP

El valiente llega hasta donde el cobarde quiere. Y un presidente proteccionista avanza hasta que su socio le explica los riesgos de acabar con el libre comercio.

En enero del próximo año, cuando Donald Trump asuma la presidencia de Estados Unidos, México no sólo se enfrentará a la posible imposición de aranceles a productos nacionales, sino que comenzará un periodo de ríspidas negociaciones rumbo a la revisión del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), prevista para 2026.

El líder republicano ha adelantado que buscará rediseñar el acuerdo comercial porque considera que es desventajoso para su país; piensa que sus socios venden a Estados Unidos más de lo que le compran, además de insinuar que el pacto es utilizado por México para vender productos chinos, principalmente automóviles.

“Yo creo que México saldrá bien librado de ese proceso, pero se requerirá de una enorme pedagogía”, advierte el economista Luis de la Calle, experto en comercio internacional y cabeza de diversos equipos que ha conformado el gobierno mexicano para negociar acuerdos de libre comercio a nivel bilateral, regional y multilateral.

¿Cómo le explicamos a Trump que nos necesitamos mutuamente?

Luis de la Calle, consultor

Durante una charla con estudiantes e investigadores de El Colegio de México, De la Calle presentó algunas gráficas que podrían quitarle lo bravucón al presidente electo Trump, ya que ilustran no sólo la interdependencia de las economías de México y Estados Unidos, sino que desmienten la creencia de que nuestro país ha sido alevoso.

“La gran pregunta es ¿cómo le explicamos a Trump que nos necesitamos mutuamente? Aquí es donde viene la pedagogía. ¿Cómo explicar que el déficit comercial es relativo entre países comercial e industrialmente integrados? Eso es lo que tenemos que decirle a la Casa Blanca”, expone De la Calle, quien se desempeñó como subsecretario de Negociaciones

Comerciales Internacionales en la Secretaría de Economía en los sexenios de Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

¿A quién le vende EU?

La primera gráfica que puede ablandar al presidente Trump es la que muestra que México está en camino de convertirse en el principal destino de las exportaciones de Estados Unidos, por encima de Canadá.

Datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos muestran que a principios de los años 90, antes del arranque del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), Canadá recibía alrededor de 23 por ciento de las exportaciones estadounidenses, Japón 13 por ciento y México 7 por ciento.

Tres décadas después, Canadá y México reciben cada uno 16 por ciento de las exportaciones (por décimas de punto de diferencia), China 7 por ciento, mientras que Japón y Holanda atraen menos del 5 por ciento.


De acuerdo con De la Calle, difícilmente un país se pelea con su principal comprador, del que depende buena parte de su industria y sus empleos.

“No se requiere ser neurocirujano para ver que México será pronto el principal mercado en el mundo para Estados Unidos. Canadá es el primero hoy, pero dejará de serlo. Entonces, esta idea de que Trump se va a salir del T-MEC, cuando uno ve esta gráfica y ve lo que les compra China, descubres que salirse tendría costos muy elevados”, apunta el consultor.

La cocina de Estados Unidos

En un contexto de encarecimiento de alimentos, en parte detonado por la guerra entre Rusia y Ucrania —que bloqueó el comercio internacional de granos y cereales—, México se ha convertido en el principal proveedor de productos agrícolas de Estados Unidos.

De acuerdo con reportes de la Comisión para el Comercio Internacional de Estados Unidos (USITC, por sus siglas en inglés), 27.3 por ciento de las importaciones agrícolas del vecino del norte provienen de México, muy por arriba del 16 por ciento de productos canadienses y del 7 por ciento de los chilenos.

“México se está volviendo la cocina de Estados Unidos”, opina De la Calle, al apuntar que el sector más dinámico de la economía mexicana en los últimos años ha sido la agricultura.



Somos grandes compradores de Estados Unidos, pero también grandes proveedores, marcadamente en el sector de los alimentos

Juan de la Calle, consultor

De la Calle agrega que las elecciones presidenciales en Estados Unidos se definieron en buena medida por los elevados precios de la comida.

“Si se cierran a las exportaciones mexicanas e imponen un 10 por ciento, pues les va a salir más caro todo”.

Los productos agroalimentarios mexicanos de mayor demanda en Estados Unidos son cerveza, tequila, berries, aguacate, carne de bovino, jitomate, galletas y confitería.

¿Dónde está el déficit?

Luis de la Calle explica que el déficit comercial no sólo consiste en cotejar las exportaciones versus las importaciones entre un país y otro.

Para tener un cálculo más aproximado, según el especialista, se debe tomar en cuenta la integración industrial entre los países comparados; México y Estados Unidos, por ejemplo, comparten mano de obra, insumos y cadenas de producción.

Desde esta perspectiva, el mayor déficit comercial de Estados Unidos lo tiene con Vietnam (principal beneficiario de la relocalización de inversiones) y con China. México estaría en un lejano tercer lugar.


“Cuando tú divides el déficit comercial de Estados Unidos entre el valor de las exportaciones de Estados Unidos a ese país, México y Canadá tienen números muy bajos, y esto se debe a que en América del Norte hay una gran integración comercial. Y eso lo podemos ver con los automóviles”, detalla el consultor.

Sostiene que los retos para México comenzarán en enero de 2025, con la posible imposición de “aranceles de nación más favorecida”, los aranceles contra México condicionados a la política migratoria y posibles aranceles a productos “chinos”.

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“Esos son los tres grandes retos. Si manejamos bien los aranceles en enero-febrero tendremos una revisión en 2026 mucho más sencilla que si no lo logramos. Y creo que lo vamos a hacer muy bien, pero no será sencillo”, opinó De la Calle.