El Papa Francisco teme "un conflicto a mayor escala" entre Irán y Estados Unidos y pidió "diálogo y autocontrol" así como un compromiso mayor por la paz de la comunidad internacional en Oriente Medio en su discurso este jueves al cuerpo diplomático.
"Son preocupantes las señales que llegan de toda la región, después del aumento de la tensión entre Irán y los Estados Unidos", dijo el papa al realizar un largo análisis sobre las "heridas del mundo".
"Renuevo mi llamamiento para que todas las partes interesadas eviten el aumento de la confrontación y mantengan 'encendida la llama del diálogo y del autocontrol', en el pleno respeto de la legalidad internacional", reiteró.
Ante los más de 100 embajadores y representantes diplomáticos acreditados en el Vaticano, el pontífice volvió a clamar por "un compromiso más asiduo y eficaz" de la comunidad internacional por la paz.
"Es ahora más urgente que nunca también en otras partes del área mediterránea y de Oriente Medio", agregó.
"Me refiero en primer lugar al manto de silencio que intenta cubrir la guerra que ha destruido Siria durante este decenio", subrayó.
"Es particularmente urgente encontrar soluciones adecuadas y con amplitud de miras que permitan al querido pueblo sirio, exhausto por la guerra, reencontrar la paz y comenzar la reconstrucción del país", dijo.
El líder de la iglesia católica aprovechó la ocasión para agradecer a Jordania y al Líbano "por haber acogido y hacerse cargo, con no pocos sacrificios, de miles de refugiados sirios", añadió.
"Por desgracia, además de las fatigas provocadas por la acogida, otros factores de incertidumbre económica y política, tanto en Líbano como en otros Estados, están provocando tensiones entre la población, poniendo ulteriormente en riesgo la frágil estabilidad de Oriente Medio", lamentó.
Al referirse justamente a la situación de los refugiados y emigrantes, en particular de los que huyen a Europa, el papa instó a las autoridades del viejo continente a "no perder el sentido de solidaridad que desde hace siglos la ha caracterizado, incluso en los momentos más difíciles de su historia", recalcó.
"El incendio de la catedral de Notre Dame en París demostró que frágil y fácil es destruir lo que parece más sólido", dijo.
"Los daños sufridos por un edificio, no sólo querido por los católicos sino significativo para toda Francia y la humanidad entera, despertó el tema de los valores históricos y culturales de Europa y de las raíces sobre las que se funda", recordó