Toluca, México.- Sumido entre los empedradosde solitarias calles que adornan los barrios tradicionalestoluqueños, donde dominan las viejas ferreterías en donde sevenden los inhalantes a todas horas y a quien los pida, entrecallejones sin salida, que desde lejos asemejan esconditesrománticos de antaño que ya no existen, casas aún de tejado yque de lejos dicen poco de su mundo del crimen. Ahí está elCóporo.
Para Alberto -quien lleva sus 50 años de vidahabitando en El Cóporo- es uno de los barrios "mas bravos" einseguros de Toluca, luego que el ayuntamiento llegó a pintarlas fachadas de las casas, la realidad, con la que se levantan y seduermen todos los días, no ha cambiado en nada, pues siguen losasaltos, las riñas y el desvalijamientos de coches.
Ubicado a espaldas del palacio del gobiernoestatal, en la cara norte del municipio, a unos metros de lascalles vigiladas con cámaras del centro, de las plazas y losgrandes edificios de cantera, se hallan este barrio que -comocuenta Alberto- es el rostro que las autoridades tratan siempre deocultar a los visitantes.
"Cuando terminó la obra, venían las patrullasy se echaban sus recorridos, incluso subían a la parte alta peroesto es así, solo un ratito y luego que se van los malandrosvuelven a bajar, desde que yo me acuerdo siempre ha sido así, loshijos toman la herencia de sus papás y es una cosa de nuncaacabar", reflexiona en sus razonamientos de lo queocurre el vecino, quien con el paso de los años se ha adaptadoa vivir en el corazón del barrio.
-¿Aunque suba de día?
-¡Seguro! los de la mañana no descansan,-Contesta con una mueca cortada: "si gusta puede hacer la pruebajoven pero lo más seguro es que sí lo asalten”.
El barrio se caracteriza por tener callejonesestrechos, con escalinatas y cerradas, que serpentean y no acaban,lo que lo hace ideal para “nidos” de la “maña” y casiimposible de monitorear para las patrullas.
La misma opinión de Alberto, la comparteGuadalupe, quien también ha vivido muchos años allí, y deantemano sabe cómo protegerse de la inseguridad en la queviven.
A ella también le tocó su bote de pinturapara la fachada de su casa, a la que le puso unas cuantas capas,sólo para disimular que vive en un lugar bonito y tranquilo, enrealidad sabe que esa mezcla de vinil no repele lasbalas.
-Ya si es regalada, una pintadita nohace daño, aunque no cambie nada de la inseguridad, -revelamientras ríe un poco.
De acuerdo con información de inteligencia dela dirección Seguridad Ciudadana, en la zona existe un grupodedicado al robo de transeúntes, autopartes, a transporte público y de casa habitación: Es una familia conocida como LosPachucos, que son mujeres, hombres, incluso niños y ancianos,cada uno con funciones específicas al momento de losatracos.
En el viejo barrio, ubicado a espaldas de lasiglesias que adornan el centro de la ciudad, la banda deLos Pachucos, son conocidos, temidos y tambiénimitados por quienes se dedican a infringir la ley: “
“Se les considera de lavieja escuela, -argumenta el comandante Charly, un elemento de lapolicía de Toluca y quien en varias ocasiones ha detenido aalgunos de sus integrantes que luego salen en libertad por falta depruebas en su contra”.
"Es una familia, de la vieja escuela, estánbien organizados y controlan todos los barrios de la zona pero soncomo fantasmas, nadie los puede agarrar", asegura elmando.
En el Cóporo los vecinos al escuchar que sepregunta por Los Pachucos, de inmediato interponenel sigilo y esconden las respuestas, nadie se atreve aseñalarlos, ni decir en dónde ni cómo operan.
De acuerdo con los datos recopilados, la bandade Los Pachucos, son un aproximado de 20 personas, conhalcones o vigías y operarios.
La Información recopilada revela que el tipode ilícito más común que se registra en los barriosdel Cóporo y la Teresona, son el robo a transporte público,asaltos a transeúntes y a camiones repartidores de mercancía quesuben a surtir a las tiendas.
La banda de Los Pachucos, operan encalles como Prolongación de Santos Degollado, Sebastián Lerdo deTejada, Nicolás Bravo, Texcoco y Martín Rivero.