La caída libre de más de 200 metros del Puente Calderón, ubicado en la autopista Ixtapan de la Sal-Tenango del Valle, se ha convertido en el paraje idóneo para el desecho de cuerpos para el crimen organizado o quienes cometen homicidios.
El último caso registrado fue el de Gerardo Mejía Arbizo, adolescente de 15 años de edad desaparecido dos semanas atrás de ser hallado al fondo del inmenso barranco por pobladores de la zona.
Ubicado en el kilómetro 33.5, el Puente Calderón es uno de los acantilados más profundos del Estado de México y, por su ubicación, uno de los más difíciles de descender para los rescatistas.
El hallazgo más sonado fue el caso de Carlos Eduardo Martínez González, menor de 14 años raptado en el colegio Montessori de Toluca en abril de 2013 y quien fue rescatado unos días después de lo profundo del puente, pero su cuerpo permaneció en el Servicio Médico Forense (Semefo) de Tenancingo varios meses sin identificar.
De acuerdo con las indagatorias hechas por la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de México, actualmente Fiscalía, y los datos revelados por el padre del adolescente, los captores de Carlos Eduardo lo habrían arrojado desde lo alto del puente en un vehículo que se dio a la fuga sin que nadie se percatara.
El rescate del cuerpo fue uno de los más complicados, pues demoró casi mediodía a los rescatistas de diversas corporaciones que coadyuvaron en las labores de instalación del arnés y la adaptación de camilla, que es la única manera de realizar un ascenso.
Otro rescate similar fue el del estudiante Diego Velázquez Francés, de 20 años de edad, en el mes de junio de 2015 y quien fuera visto por última vez en el municipio de Toluca.
De acuerdo con fuentes de Protección Civil de Ixtapan de la Sal, en marzo de 2017, el cuerpo de una mujer también fue rescatado de lo hondo del puente, quien hasta el momento permanece sin identificar.
El número de cuerpos rescatados del puente está en cifra negra, pues de acuerdo con cuerpos de emergencia consultados, la mayoría no se ventilan porque las víctimas no son identificadas.