Un perito apresura el paso con una mochila colgada en la espalda. Al frente en el lugar de los hechos el cuerpo de Lucio permanece tendido en el concreto debajo de una sábana blanca, a la espera de que se hagan las diligencias y su cuerpo sea levantado.
Unos 40 minutos atrás, Lucio circulaba a bordo de su bicicleta sobre los carriles de baja de Tollocan. En la charola de su bici cargaba los últimos periódicos que entregaría en la jornada del día.
"Se escuchó el frenón del camión, siempre circulan como locos" indica un testigo visual de los hechos.
Justo en la parada conocida como Tablajeros, quedó el cuerpo de Lucio. Tirado junto con planas de los ejemplares que repartiría. Su bici quedó con las llantas retorcidas.
Unos 20 metros adelante frenó la unidad 248 de la línea RedTP. "Si se detuvo al chofer" informa un policía.
Este jueves Lucio se levantó como de costumbre. Acudió al periódico para recoger su boncho de ejemplares y salir a la entrega.
Estaba ilusionado porque venía en camino el segundo de sus hijos, cuenta uno de sus familiares que llegaron a la escena.
"Tenía un niño y su esposa está embarazada por eso no vino", relata un joven que lo conocía.
Sobre una de las patrullas el chofer responsable permanece detenido. Los familiares de Lucio se acercan a la ventanilla de la unidad para increparlo. Hay desconfianza en que la justicia lo haga responsable.
"Él vivía con su esposa en la colonia Ferrocarriles Nacionales, tenía poco de casado", agregan los familiares.
Los peritos examinan la escena del crimen con señalamientos enumerados. En el carril de baja con dirección a la Ciudad de México ya hay un gran tumulto de personas.
Una mujer que llora detrás del acordonamiento toma el celular y responde una llamada. De un bólido se altera.
- ¡Te dije que no lo dijeras!- , Reclama a quien está del otro lado dela bocina.
En las labores obligadas los peritos levantan la sábana que cubre a Lucio. Sus familiares sueltan en llano y se abrazan afuera del acordonamiento.