Todas las mañanas, Rodrigo López, de 21 años, acostumbra a tomar el transporte público a las cinco de la mañana en la Avenida López Portillo hasta el metro Toreo, porque es la opción más rápida y, sobre todo, económica.
Repitió la rutina una y otra vez, hasta que un día de regreso a su casa lo asaltaron en una combi. “Sentí cómo me rodearon, eran dos hombres y una mujer. Me dijeron que les entregara el celular, dinero y cosas de valor como el reloj y mi computadora; yo accedí por temor a que me mataran.
En unos segundos perdió su iPhone, su computadora y su cartera. No denunció, pero fue la última vez que subió a un transporte público. Ahora gasta más en un sistema de transporte privado, pero se siente más seguro. “Es horrible cómo de la nada te quitan las cosas que tanto te han costado. No se vale”, dice.
Manuel, quien labora como obrero en una empresa, afirma que les están robando a los pobres.
“Llegan y se manchan con la gente, nos están robando a los que somos pobres y nos chin... todavía y vienen por dinero y celulares; yo sí les he dicho, si agarro a un rata, sí le pongo en su ma..., porque vienen y nos quitan lo poco que tenemos, ¿qué nos pueden quitar, un celular de mil pesos. Cuánto puedes traer en la cartera, 100 pesos, y luego hasta se enojan porque no traes”.
Modifican hábitos para viajar en el transporte público
Los robos a mano armada se han vuelto tan comunes en el transporte público en los municipios conurbados mexiquenses, que algunos pasajeros están acudiendo a una solución inteligente pero desalentadora para los ladrones: les entregan teléfonos falsos en lugar de darles sus celulares verdaderos.
Estos teléfonos tienen un costo de entre 100 y 300 pesos, que se adquieren en las plazas de la computación, y son copias idénticas, de los celulares que llegan a costar más de 10 mil pesos.
Tienen pantalla de inicio y los modelos son idénticos a los originales; pero, por dentro, su procesador es tan ligero que se les agrega una pieza de metal para que sea similar al teléfono de verdad.
La inseguridad es el problema más importante que enfrentan las personas que a diario utilizan el transporte público para trasladarse a su destino. Llegar al trabajo, llevar a los niños a la escuela, ir al médico, salir a recrearse o cualquier otra actividad implican reales riesgos de victimización, señala un estudio aplicado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Las zonas más inseguras se encuentran en el Edomex
La última encuesta sobre Seguridad y Victimización en el Transporte que se levantó entre adultos hombres y mujeres de 18 años y más, que residen en viviendas de los 17 municipios conurbados del Estado de México con mayor población, revela que las personas viven temerosas.
Cerca del 60% considera que la inseguridad y la delincuencia son los problemas más graves de su localidad. Las zonas más inseguras se encuentran en el Estado de México, en municipios como Ecatepec, La Paz, Chimalhuacán, Tultitlán y Nezahualcóyotl, en donde más de 70% piensa que la inseguridad es el problema más grave.